Pablo Picasso. Enano, 1969. Óleo sobre lienzo 146x114cm. Colección particular © Sucesión Pablo Picasso VEGAP, Madrid 2014

Pablo Picasso. Enano, 1969.

Se trata de una oportunidad única de poder ver estas tres obras, que estarán situadas en las salas de la colección permanente del Museo. Enano y Adolescente se pueden visitar en las salas de la serie Las Meninas (1957), mientras que El taller de La Californie estará situada en la sala 16, cerca del conjunto de Los pichones.

El taller

El cuadro de Los talleres de La Californie supone la culminación de una temática constante en el trabajo de Picasso, el taller como espacio de labor creadora y cotidiana. Este espacio se encontraba en la mansión situada en Cannes donde Picasso se instala en 1955 con su pareja, Jacqueline Roque.

En 1955 y 1956 el pintor realizó un gran número de variaciones del interior de la villa. Las obras que componen el primer conjunto, realizado en octubre de 1955, reflejan el espacio luminoso resuelto por medio de colores fríos, el taller solo, sin la presencia humana. El gran ventanal con sus ampulosas curvas resalta como elemento dominante en esta primera fase.

Tras el paréntesis del invierno, en marzo de 1956 Picasso retoma el motivo del taller, pero ahora se nota la presencia humana, primero tímidamente, con la ordenación y disposición del espacio y poco a poco se va imponiendo la presencia de la figura femenina, sentada en una mecedora. La obra depositada en el Museo pertenece a este último grupo. La figura femenina, probablemente Jacqueline, aparece sentada en la mecedora, compartiendo protagonismo con la luz que irradia a través del amplio ventanal.

Homenaje a Velázquez

A lo largo de su vida Picasso manifestó interés por muchos artistas, llegando a realizar obras y series interpretativas de pinturas de algunos de ellos, como El Greco, Goya, Cranach, Rembrand, Poussin, Ingres, Le Nain, Grünewald, Delacroix, Courbet o Manet. Entre ellos, sintió una gran admiración por la obra de Velázquez.

De entre todas las obras maestras del pintor sevillano, Picasso eligió los retratos de El bufón calabacillas y Francisco Lezcano, el niño de Vallecas para realizar sendas copias en un carnet de dibujo conservado en el Museo Picasso Barcelona. Dos años más tarde copió al óleo el Retrato de Felipe IV y dibujó detalle de Las Meninas y Las Hilanderas. En 1957 regresó su mirada a Velázquez y se enfrentó a Las Meninas, realizando un minucioso estudio del ritmo, color y movimiento, en un constante juego de imaginación e innovación creativa, sin perder no obstante, la fidelidad a la atmósfera del lienzo de Velázquez.

Las dos obras invitadas son un postrer homenaje de Picasso a los bufones de la corte de Felipe IV retratados por Velázquez, Sebastián de Morra y Francisco Lezcano, el Niño de Vallecas, sintetizando con ellos la admiración y el dialogo que estableció a lo largo de su vida con la obra velázqueña.