A través de un convenio firmado en 2013 entre el consistorio andaluz y el museo francés, el Centre Pompidou de Málaga se establecerá al menos durante cinco años que, como señaló el alcalde, “pueden ser prorrogados otros cinco en función del éxito de esta iniciativa pionera”.

El Centre Pompidou ofrecerá en Málaga un recorrido permanente que ronda el centenar de obras de su colección –que cuenta con en torno a 100.000 piezas– del gigante parisino inaugurado en 1977. Con una distribución temática, la exposición permanente malagueña está dividida en cinco grandes apartados: Las metamorfosis: De Picasso a Rineke DijkstraEl cuerpo en pedazos: De Picasso a Tony OurslerEl cuerpo político: De Peter Klasen a Sigalit LandauAutorretratos: De Van Dongen a Pierrick Sorin,El hombre sin rostro: De Chirico a Li Yong Bin.

Además, el Centre presentará anualmente de dos a tres exposiciones temporales temáticas o monográficas, con una duración de tres a seis meses en función del tipo de obras presentadas, creadas por conservadores del Pompidou y que explorarán los diferentes segmentos de su colección (pintura, dibujo, fotografía, diseño, arquitectura y vídeo). Las previstas para este 2015 están dedicadas a la obra como dibujante de Joan Miró y a la fotografía realizada por mujeres en la década de 1920-30.

También está prevista la realización de programas pluridisciplinares dedicados a la danza, a la representación, a la palabra y al cine. Uno de los objetivos prioritarios del Pompidou Málaga es la atención y captación del público joven.

Hito cultural

En su intervención en el acto inaugural, en la que se dieron cita figuras tan diversas como el actor Antonio Banderas o la coleccionista Carmen Thyssen, el presidente del Gobierno señaló que el centro inaugurado es ejemplo de «una nueva etapa de desarrollo de la ciudad para convertirla en punta de lanza del crecimiento económico y social de España. Se trata de uno de los grandes acontecimientos culturales en el presente año y es el resultado del excepcional liderazgo de una de las instituciones de arte moderno y contemporáneo más importante del mundo y de su voluntad de internacionalización».

La titular francesa de Cultura reivindicó la necesidad de «facilitar la movilidad de las obras en una Europa que tiene que ser abierta a todo el mundo y pionera». Pellerin considera este centro como «uno de los símbolos de la amistad franco-española» hecho realidad en la ciudad natal de Picasso a la que ha calificado de «capital cultural del sur de la península Ibérica». A su juicio, el centro brinda una «travesía inolvidable» y representa una «aventura museística audaz e innovadora».

El presidente del Centre Pompidou comentó que esta iniciativa responde a un «concepto sencillo, fuerte y estratégico que consiste en poner la imagen, la colección y los conocimientos de los equipos de la institución parisina al servicio de grandes proyectos de desarrollo cultural como el de la ciudad de Málaga, que apuesta por los museos con determinación».

Por su parte, Francisco de la Torre recordó que Málaga ha desarrollado en los últimos años «una estrategia como ciudad cultural, ciudad innovadora y ciudad inteligente» y agradeció su trabajo «a todos los que han logrado el milagro de abrir este espacio» y expresado su gran confianza en que, más allá de los cinco años de apertura acordados, «la respuesta de los visitantes y los creadores dé posibilidades de más presencia en el tiempo»

Recorrido

La exposición responde a un montaje diseñado por la directora adjunta del Museo Nacional de Arte Moderno adscrito al Centre Georges Pompidou de París, Brigitte Leal.

En su recorrido, el visitante se topa de primeras con Cabeza de mujer, la escultura que Picasso realizó a principios de los años 30 del pasado siglo, que preside la sala inaugural. Discurrirán después ante sus ojos otras piezas de Picasso, como El sombrero de flores, el retrato de Dora Maar, de Antonio Saura, entre otro jugoso conjunto de obras de primer nivel como La marroquí de John Currin y Arquitectura y moralidad de Glenn Brown. Este primer apartado de la muestra se cierra con el montaje en vídeo Veo una mujer llorando… de la artista holandesa Rineke Dijktra.

Los autorretratos marcan otra de las apuestas de la exposición. De la tierna melancolía de Marc Chagall en Domingo a la personal sátira de Eduardo Arroyo en El caballero español, pasando por visiones de Julio González, Raoul Dufy, Zoran Music, Francis Bacon, Kees van Dongen y Frida Kahlo.

Tras la sala de autorretratos emerge una pieza móvil de Jean Tinguely y David Bowie prestando su rostro a uno de los personajes de Tony Oursler que mira al espectador desde una encrucijada del techo.

Bajo el titulo El hombre sin rostro, la siguiente sala acoge La musa dormida, de Brancusi, y otras obras de Giorgio De Chirico, Fernand Leger y Jean Helion. Y esculturas de Alexander Calder y Alberto Giacometti o el políptico de Djamel Tatah que preside un espacio en semipenumbra.

Y de postre…

Y de postre surge la espectacular instalación Fantasmas de Kader Attia, que integra 150 esculturas realizadas con papel de aluminio que simulan la postrada oración de 150 creyentes. A su alrededor nos miran desde las paredes obras de Magritte, Picabia, Max Ernst, Picasso, De Kooning, Tàpies, Baselitz, Dubuffet…

Con nivel, mucho nivel, suelta amarras el Centre Pompidou de Málaga. Confiemos en que su prometedora travesía se prolongue más allá de los cinco años inicialmente previstos.