Las complejas relaciones diplomáticas y políticas de Roma con España se vieron reflejadas en los encargos que tanto mecenas españoles en Roma (con figuras tan fundamentales como el duque del Infantado, el cardenal Pascual de Aragón o el marqués del Carpio) como de la propia Corona hicieron a Bernini, uno de los artistas más influyentes del siglo XVII.

Tanto Felipe IV como Carlos II financiaron obras en algunas de las basílicas más simbólicas, desde San Pietro a Santa Maria Maggiore, pero también le hicieron encargos para El Escorial o el Real Alcázar de Madrid.