Su mirada cómica e irónica está presente en sus fotografías que muestran su espontaneidad, aquella que ha hecho de sus imágenes iconos del siglo XX. Además inmortalizó con su cámara a algunas de las personalidades culturales clave del momento, como Picasso, Fernand Lèger o Jean Dubuffet, amigos personales de Doisneau.

Doisneau se inició en la fotografía gracias a su relación con el artista André Vigneau, quien le introdujo en el París de las vanguardias artísticas y del Surrealismo de los años 30. De esta época son sus primeras fotografías en las que representa escenarios urbanos cotidianos. Fue miembro de la agencia RAPHO, donde realizó la mayor parte de su obra y muchas de sus fotografías más icónicas, como El beso de l’Hotel de Ville (1950), por encargo de la revista LIFE. En los años 40, durante la ocupación alemana, colaboró con fotógrafos de la talla de Brassai y Kertesz.

El 25 de septiembre de 1993, Doisneau tomó su última foto. El 1 de abril de 1994, a la edad de 81 años, felleció.

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