En una época en la que a nadie nos sorprende la celebración anual de decenas de ferias de arte, resulta muy oportuna la publicación, por parte de Phaidon, de un par de interesantes tomos titulados Salon to Biennal: Exhibitions that Made History, en los que se echa la vista atrás para saber de donde y porqué surgen tales ferias.

Este doble volumen, del que se acaba de publicar la primera parte, documenta la creación y el desarrollo de las principales exposiciones de la vanguardia artística a nivel internacional a través de la presentación rigurosa y selectiva de textos periodísticos contemporáneos de las muestras.

Así, en este primer libro, su editor Bruce Altshuler ha compilado desde el surgimiento de los salones parisinos en 1863 hasta 1959, que fue cuando se presentó el movimiento expresionista abstracto en la muestra Nueva Pintura Americana, en el MOMA (Nueva York).

La particularidad de la presente investigación académica parte de la perspectiva de mostrar «las maneras en las que el público vio por primera vez las obras de arte que ahora se encuentran catalogadas en la Historia del Arte», indicó Althshuler.

De ahí que, como recalca este director de Estudios Museísticos de la Universidad de Nueva York, «mirando y leyendo este material de carácter documental, uno obtiene un sentido de la Historia del Arte como algo que es vivido y experimentado, no sólo con una visión retrospectiva», contrariamente a lo que generalmente ha sido justo al revés «se leen ensayos de académicos y críticos de arte pero no artículos que valoraron ‘in situ’ y sin referencias previas la obra de creadores en una época de eclosión artística tan espectacular que aún hoy el mercado del arte recoge ganancias de aquellos tiempos”.

Este libro, señala Altshuler, «más allá de proveer documentación, marca una ruta a través de la cual experimentar algunos de los eventos centrales de la Historia del Arte moderno», y lo que realmente pretende es «aclarar que la mayoría de las exposiciones de arte de vanguardia hasta después de la Segunda Guerra Mundial fueron organizadas por artistas. En aquellos tiempos, insistió el historiador estadounidense, ‘los artistas, además de ser creadores, eran el centro de recepción y distribución de sus obras».

Hasta que en 1959 el MOMA organizó la muestra Nueva Pintura Americana que puede ser tomada, en palabras de Altshuler, «como la que representa el papel expansivo que las instituciones empezarán a desempeñar a partir de la segunda mitad del siglo XX».  Y «este es un aspecto básico de nuestro tiempo en el que las presentaciones del nuevo arte están bajo el control de representantes de instituciones, comisarios que trabajan para galerías, museos y bienales», añadió.

En definitiva, este primer tomo nos guía, con rigor, a través de una en cincuentena de las muestras -de 1863 y hasta la actualidad- escogidas como las que han sido y siguen siendo las más representativas en la Historia reciente del Arte. En el segundo volumen, que el profesor espera que se publique en 2 ó 3 años, la tarea dice,  «fue más difícil debido al número de muestras importantes que se han celebrado desde 1960». E incluso, debido al volumen de muestras a nivel internacional, Altshuler aventuró: «podría haber hecho un volumen con muestras sólo de 1960 y los años 70 y con la expansión de bienales a nivel internacional».