Las preocupaciones interiores de la autora, la condición de la mujer, su relación con otras figuras de la literatura como Cernuda, o cartas inéditas como las cruzadas con Javier Marías, redimensionan a esta grande de la Generación del 27.

La presentación del volumen, realizado en el Instituto Cervantes de Madrid, contó con la participación de su director, Víctor García de la Concha; los escritores Clara Janés y Gustavo Martín Garzo; la antóloga del volumen, Ana Rodríguez Fischer, y el director de Fundación Banco Santander, Borja Baselga.

Protagonista indiscutible del 27

Para Clara Janés, «Rosa Chacel no sólo es la novelista más importante de la Generación del 27, sino que universalmente fue una pionera en la experimentación literaria, adelantándose 30 años al llamado nouveau roman«.

El libro incluye 16 ensayos y artículos inéditos que en su día no formaron parte de las Obras Completas que también prologó y editó Rodríguez Fischer, para quien la literatura de Chacel se nos muestra «tan rica y profunda como extensa y viva». Una obra que nos habla del amor, de la piedad, de la culpa, de la duda, de la razón, la moral, el arte, la soledad, la fe, «una literatura nacida con el siglo que explora e ilumina el agitado pálpito de nuestro tiempo».

Borja Baselga, director de Fundación Banco Santander, no duda de que «Rosa Chacel es una protagonista indiscutible de la generación del 27, y sin embargo ha sido relegada a un segundo plano que nunca ha merecido, por eso nuestra intención con este volumen de inéditos es rearmar a sus muchos defensores».

Búsqueda de lo inaudito

A Gustavo Martín Garzo la escritura de la autora vallisoletana le parece «una operación de rescate». No sólo hay una «búsqueda de lo inaudito, sino también una expresión de rebeldía ante los que proclaman el desánimo de la voluntad y la inutilidad del deseo frente a los emisarios de la nada».

Ortega y Gasset, del que comenta que «tenía un carácter endiablado, pero encantador», Valle, Gómez de la Serna, Joyce, Dostoievski, Baudelaire o Nietzshe quedan plasmados como algunos de sus grandes maestros. A lo largo de Astillas se remarca la ligazón de Chacel con los grandes poetas y pensadores de su tiempo, a pesar de expresar, acaso en un exceso de modestia, que «mi autoridad cultural es escasa pero mi patrimonio vivencial es abundante». También se refleja su temprana vocación como escultora que fraguó en su acercamiento a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando.

Estación ida y vuelta, su primera novela, donde buscaba el amor a pesar de las debilidades humanas; la trilogía sobre la experiencia de Barrio de maravillas, Escuela de Platón, Ciencias Naturales; Teresa; el libro de poemas A la orilla de un pozo, que surge tras conversaciones con Alberti; Memorias de Leticia Valle; el libro de cuentos Sobre el piélago; La sinrazón, o libros de ensayos como La confesión o Saturnal nos muestran la obra poliédrica y vital de una escritora de raza que buceaba en lo interior, a menudo incluso lindando con las experiencias místicas, en lo que constituye, como señala la prologuista, «el aprendizaje de la mirada y el arte de entender el mundo, con la constancia como alma mater de su pensamiento».

Iluminar obra y persona

Para Ana Rodríguez Fischer, estos «textos recobrados iluminan la obra y la persona de Rosa Chacel, por los lazos mutuos que ambas se anudan, y por la peculiaridad de una literatura que discurre por el laberinto del vivir».

Compuesta por los temas vitales de Chacel, traza en el capitulo Presencia el recorrido de su etapa novelística y ensayística inicial y repasa momentos cruciales de su vida, como en Discurso leído en la entrega de la Medalla de la Provincia de Valladolid, Prólogo desde el amanecer o La edad de mis novelas.

En Mi religiosidad, Chacel da idea de la «importancia capital cuya presencia ha sido constante en mi vida y mi obra», donde cuenta un anecdotario de situaciones que marcan el paso entre la fe y el amor. Artículos publicados en ABC o El País y otros como El heroico triunfar de lo desconocido, Prefacio a Jean Cocteau, Reloj, Yo quiero.

Timoteo Pérez Rubio, artículo sobre la figura de su marido y la verdad interior que le lleva a la pintura en una defensa encendida de su obra, o el maravilloso texto dedicado a Luis Cernuda, donde comenta del poeta que era «singular por su delicado y silencioso aparecer, singularidad o rareza que consistía en aparecer como de paso y quedar con una excepcional firmeza».

O escritos sobre las pasiones como Por qué yo te amo, ¡oh eternidad! o los esclarecedores Contradicciones, Los horrores del placer o Los Toros. También micro relatos de los que Rosa fue cultivadora temprana adornan esta ilustración como el de Reloj, que son, en palabras de Fischer, «trabajos casi de orfebrería».

Correspondencia

Merece la pena destacar las cartas inéditas al escritor Javier Marías, como respuesta a la recepción de las primeras novelas del autor, donde Chacel vierte con hondura, estética y sagacidad unos análisis que serían certeros respecto del talento y la personalidad del futuro Marías, «lo único que está claro es que el libro es un alarde de posibilidades», le dice por su primer libro, Travesía del horizonte, con una sinceridad brutal: «Si el libro no demostrase, a todas luces, que eres un escritor, no te sermonearía, pero como lo eres indiscutiblemente, no me canso de amonestarte». O esto último, «el libro es bueno y valiente, y el próximo lo serás más».

El próximo volumen de la Colección Obra Fundamental estará dedicado a Ramón Pérez de Ayala. Con el título Viajes, crónicas e impresiones el texto ha sido realizado por Juan Pérez de Ayala, nieto del escritor.

Astillas

 

Astillas
Rosa Chacel
Antología por Ana Rodríguez Fischer
Cuadernos de Obra Fundamental
Fundación Banco de Santander
152 páginas