El autor de esta obra, Víctor Casanova Abós (Huesca, 1987), realiza una minuciosa labor de investigación y reconstrucción de una vida de la que apenas se creía quedasen huellas. «Marcelino es un personaje difícil de definir. Serio fuera del escenario, tenía una habilidad innata para que el público empatizara con él y con su vulnerabilidad».

Marcelino Muerte y vida de un payasoAños de trabajo para sacar a la luz la apasionante historia de este payaso “augusto”; una figura torpe que pese a tratar de ayudar, acababa estorbando o cayéndose sobre el escenario. Para Casanova ha sido una labor compleja y apasionante al mismo tiempo, con viajes, entrevistas, lecturas y cómplices inesperados. “Asistí a la sesión de espiritismo anual que se celebra en Manhattan en el aniversario de la muerte de Houdini y pasé cientos de horas entre los archivos de la New York Public Library”, explica. Todo ello con un objetivo final en su cabeza, “descifrar las claves de la vida del enigmático Marcelino: ¿Por qué se suicida un payaso?”.

El libro traza un paralelismo entre las vidas del payaso y el autor de la obra. Dos altoaragoneses cuyo destino está ligado a la ciudad que nunca duerme, pero con un siglo de diferencia entre ambos. Un texto que, además, ilustra un momento apasionante en la historia del ocio: el surgimiento de la clase media y su búsqueda de entretenimiento a precios asequibles. El surgimiento de la cultura de masas de comienzos del siglo XX aupó a la fama a este ilustre aragonés, pero fue también en buena medida responsable de su ocaso cuando el vodevil y el circo dejaron paso al jazz y el cine como las formas de entretenimiento en boga.

Junto a este libro, que se edita gracias al apoyo de Gobierno de Aragón, Diputación Provincial de Huesca y Ayuntamiento de Jaca, llega también una retrospectiva donde el propio Casanova es comisario junto al cineasta Jesús Bosque. Una muestra con cerca de 300 obras entre documentos, fotografías, carteles, programas, postales, revistas, libros, objetos y grandes tesoros, como los únicos cinco segundos de película que se conservan de Marcelino y que por primera vez se podrán ver en España.

Además, el propio autor ha puesto en marcha una campaña de micromecenazgo para poner una lápida sobre la tumba del icónico payaso en el cementerio de Kensico en Nueva York.