La protagonista de la novela La mejor madre del mundo, de Nuria Labari, opina que ella a veces cree que “hemos convertido la maternidad en cómplice de la mediocridad. Que levante la mano quien no haya visto a una mujer decirle a otra: ‘Lo entenderás cuando seas madre’. La que dice eso es siempre la más tonta de las dos”. Se rebela esta narradora frente a esa imagen, casi en exclusiva, de la mujer plena porque ha parido. Una imagen que ilustra la idea de que ser madre es “un milagro capaz de convertir a cualquier mujer en una mujer mejor. Es el mito de la maternidad. Mito y timo se escriben con las mismas letras”.

Porque cabe escribir de la maternidad y de todas las luces y regalos que trae consigo, claro que sí, sin tener que dejar de lado las sombras y renuncias que también implica o puede implicar. Escribir de eso precisamente, de los timos sobre los que nadie te alertó. Retratar la maternidad sin contención ni maquillajes, sin complejos ni eufemismos cuando resulta complicada. Con tantas dosis de humor como honestidad. Eso es Desmadre de Pamela Rodríguez (Lima, 1983), la novela de un pedazo de su vida en el que relata cómo conoció por Tinder a su pareja actual, cómo decidieron superar la barrera de los los diez mil kilómetros que los separaban y cómo, apenas dos semanas después de empezar una relación ya sin océano de por medio, descubrieron que iban a ser papás sin que eso estuviera en el guion. La cita de la dramaturga Mariana de Althaus que abre el libro resume en buena medida por dónde van los tiros del relato: “Criar se parecía más a una carrera de obstáculos laberíntica y solitaria que a ese campo plácido y florido que nos habían vendido como maternidad”.

“Compongo, canto y grabo discos; escribo, emprendo y crío niñas. Las cuatro horas restantes, duermo”. Así se presenta Rodríguez en su cuenta de Instagram. Nominada dos veces a los premios Grammy Latinos, es actualmente vocalista de la banda Los Pilotos.

Rodríguez sabe bien que hablar a las claras de maternidad, sin tapujos ni medias tintas, requiere hacerlo también de la sexualidad y la vida en pareja, del indeseable impacto de la revolución hormonal sobre sus relaciones íntimas o de la también indeseable transformación física del embarazo (“¿Alguna vez volverá mi vulva de antes o me quedaré con esta de Teletubby con angioedema genital o lo que sea que tiene?”). Libro que se lee con gusto del tirón y que pese a su brevedad apenas se deja nada en el tintero, con multitud de confesiones, por ejemplo las relativas a las ganas de llorar o quejarse tras el parto que nadie entiende porque nadie entiende que la ansiedad o el insomnio lleguen en un momento así, la gestión de las ausencias cuando los hijos ya acusan esas faltas, el descontrol vital de los primeros meses tras el parto, la incomodidad con el propio cuerpo («sentirse como un tanque de leche») o esa terrible obligación de ser feliz en un momento tan especial y la falta de comprensión cuando no te muestras de ese modo.

Felizmente desmadrada y divertida para los lectores, la autora peruana desliza en su historia la necesidad de repensar la figura de la madre en el momento actual y ha afirmado que los roles de papá y mamá son un invento de una sociedad que juzga con severidad a ellas y no contempla ese mismo rigor para con ellos. “No puede ser”, ha dicho, “que unas se sientan egoístas por tener una vida propia y otros no experimenten nunca ese sentimiento”.

Que nadie se acerque a Desmadre buscando consejo para ser buena madre. No es ese tipo de obra con aprendizajes que derivan en consejos eficaces. “Sólo aconsejaría”, concede la protagonista, “que no se crean mucho lo que se proyecta en Instagram o en la mala publicidad, machista y llena de estereotipos. Nunca ha habido madres tan confundidas como las de ahora y, paradójicamente, nunca ha habido madres más obsesionadas con la imagen de perfección. Pero puedo entenderlo. La realidad virtual es la única que las madres pueden manipular a su antojo, porque la vida real siempre será la salvaje, indomable, defectuosa y escurridiza que nos despeina a todas por igual”.

Libros como éste o el arriba mencionado de Nuria Labari contribuyen a que esa realidad no sea tan salvaje, alertando y reflexionando sobre los mitos y timos de la maternidad.

Desmadre
Pamela Rodríguez
Editorial Contraluz
144 páginas
16 euros