Según el acta del jurado, Lledó es un «pensador de relevancia internacional y de trayectoria ejemplar en el ámbito de las humanidades» que «concibe la Filosofía como meditación sobre el lenguaje y subraya la tendencia natural del ser humano hacia la comunicación. De este modo hace suya la razón ilustrada a través de un diálogo que impulsa la convivencia en libertad y democracia».

Emilio Lledó Íñigo se licenció en Filosofía en la Universidad de Madrid (1952) y estudió tres años en la Universidad de Heidelberg (Alemania) con una beca de la Fundación Alexander von Humboldt. Allí tuvo ocasión de imbuirse de la filosofía alemana de posguerra y de conocer a Hans-Georg Gadamer, Karl Löwith y Otto Regenbogen. Este último le encaminó hacia la filología clásica.

En 1955 regresó a la Universidad de Madrid, como profesor ayudante, y se doctoró en 1956. Un año después, regresó a la Universidad de Heidelberg como lector de español y en 1964 obtuvo la cátedra de Fundamentos de Filosofía e Historia de los Sistemas Filosóficos en la Universidad de La Laguna (Tenerife). En 1967 se trasladó a la de Barcelona como catedrático de Historia de la Filosofía. En 1978 ingresó en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) de Madrid como catedrático de Filosofía, donde permaneció hasta su jubilación.

Miembro vitalicio del Instituto para Estudios Avanzados de Berlín (1988), fue elegido miembro de la Real Academia Española en 1993, ocupando el sillón “l” y desempeñando, entre 1998 y 2006, el cargo de académico bibliotecario. También fue presidente del comité de expertos que elaboró el Informe para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado (2005).

Ha desempeñado un importante papel en la recuperación de la filosofía griega y el Helenismo en España y ha contribuido al desarrollo de la hermenéutica en el panorama de la filosofía española contemporánea. Lledó considera que el lenguaje es un elemento esencial en el pensar y en el modo de instalarse el hombre en la sociedad o en la naturaleza. Opina que la filosofía no es sino la meditación sobre tal instalación y la historia de la filosofía se entiende como memoria colectiva del complejo proceso seguido por la humanidad.

Autor de más de un centenar de trabajos de investigación, ha publicado artículos en las más prestigiosas revistas filosóficas internacionales y ha escrito alrededor de veinte obras, como El silencio de la escritura (1981), por el que en 1992 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo; Memoria de la ética (1995); Lenguaje e historia (1996); Imágenes y palabras: ensayos de humanidades (1998); El epicureísmo (2003); Elogio de la infelicidad (2006); Filosofía y lenguaje (2008); Ensayos para una educación democrática (2009), El origen del diálogo y de la ética. Una introducción al pensamiento de Platón y Aristóteles (2011) y Los libros y la libertad (2013).

Miembro del Instituto Internacional de Filosofía, Lledó posee la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y es doctor honoris causa por las universidades de La Laguna, de las Islas Baleares y de Lérida. Nombrado en 2003 Hijo Predilecto de Andalucía, ha sido galardonado con el Premio Alexander von Humboldt (Alemania, 1990), el Internacional Menéndez Pelayo (2004), el Fernando Lázaro Carreter (2007), el María Zambrano de la Junta de Andalucía (2008), el Giner de los Ríos de Sevilla (2013), el José Luis Sampedro del Festival Getafe Negro (2014), el Antonio de Sancha de la Asociación de Editores de Madrid (2014), el Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña de la Academia Mexicana de la Lengua (2014) y el Premio Nacional de las Letras Españolas (2014), entre otros.

El jurado del galardón –convocado por la Fundación Princesa de Asturias– estuvo presidido por Víctor García de la Concha e integrado por Inés Alberdi, José Antonio Álvarez Gundín, Luis María Anson, Juan Barja de Quiroga, Adela Cortina, Javier González Ferrari, Elvira Lindo, Miguel Ángel Liso, Emilio Morenatti, José Narro, Benigno Pendás, José Antonio Vera Gil, Enrique de Ybarra y Alberto Anaut (secretario).

La candidatura de Lledó había sido propuesta por Antonio Fernández de Alba, miembro de la Real Academia Española.

Creación e investigación

Los Premios Princesa de Asturias están destinados, según los Estatutos de la Fundación, a galardonar “la labor científica, técnica, cultural, social y humanitaria realizada por personas, instituciones, grupo de personas o de instituciones en el ámbito internacional”. Conforme a estos principios, el de Comunicación y Humanidades se concederá a aquellos “cuya labor de creación e investigación en el conjunto de actividades humanísticas y en lo relacionado con los medios de comunicación social, en el marco de las ciencias y disciplinas contempladas por ambas actividades, represente una aportación relevante a la cultura universal”.

En esta edición concurrían un total de 28 candidaturas, procedentes de Alemania, Argentina, Canadá, China, Colombia, Estados Unidos, Francia, Georgia, Italia, México, Portugal, Reino Unido, República Checa, Suecia y España.

Este ha sido el tercero de los ocho Premios Princesa de Asturias que se conceden este año, en que cumplen su XXV edición. Anteriormente fueron otorgados el Premio de las Artes al cineasta estadounidense Francis Ford Coppola y el de Comunicación y Humanidades a la economista franco-estadounidense Esther Duflo.

Cada uno de los galardones está dotado con una escultura de Joan Miró, la cantidad en metálico de 50.000 euros, un diploma y una insignia. Los galardones serán entregados en otoño en Oviedo en un solemne acto presidido por los Reyes.