No es fácil acotar en un único género literario Cuando éramos ángeles. ¿Cómo cataloga esta novela?

Cuando éramos ángeles parte de una investigación sobre un asesinato, el de Fran Borrego, dueño de gran parte de las tierras que rodean el pequeño pueblo de Fuentegrande, pero no creo que pueda catalogarse como novela negra o policíaca, ya que la investigación sobre este asesinato no es más que una excusa para conocer a los personajes que rodean a Fran, lo cual nos permitirá palpar un universo de vidas diseñadas dentro de parámetros que se acercan siempre a la violencia, a muchos tipos de violencia, partiendo, además, de una época de aprendizaje tan descarnada como la adolescencia.

Novela de personajes…

Sí, es una novela de personajes, pero personajes marcados por el entorno rural en el que viven. Un lugar de acceso complicado que se verá convulsionado cuando una multinacional se interesa por los terrenos que ocupan sus habitantes. Este hecho hace que los personajes se vean alterados por una mirada ajena que llega de fuera. Se produce en ellos una especie de choque entre la civilización y la barbarie.

En el fondo es una historia marcada por la desazón, por el desencanto y la pérdida, pero también es una novela de descubrimientos. ¿A qué carta debe quedarse el lector?

Las experiencias más enriquecedoras, aquellas que provocan una catarsis en nuestra existencia, tienen siempre un sabor agridulce. Ese sabor viene dado por el conflicto entre la razón y el deseo, o lo que es lo mismo, entre el yo y la conciencia del otro. Esto se aprende en la adolescencia, cuando es prácticamente imposible extirpar la desazón de cualquier descubrimiento vital.

También es una novela muy gráfica, llena de imágenes y con un lenguaje que la convierte casi un guión cinematográfico. ¿Lo es así de forma premeditada?

Detrás del cine, de la imagen, ha estado siempre la literatura. Por eso pienso que la columna vertebral de una película es el guion; sin el guion nada existe. Esto le otorga a la palabra una cualidad creadora intrínseca a todos los demás elementos cinematográficos, pero en Cuando éramos ángeles no he pensado en imagen, he pensado en personajes.

Manejo de tiempos verbales y épocas diferentes…

Me atraía construir un mundo con personajes que no tienen consciencia de la soberbia de sus actos, y la adolescencia es un medio muy verosímil para esto. Para ello decidí partir del presente y dar saltos al pasado e ir conociendo a los personajes en los dos planos. Esta idea del doble espacio, unida al hecho de que es una novela coral, me obligó a trabajar casi tanto el esquema como la escritura en sí, ya que cuando desarrollas tantas voces distintas tienes que ser cuidadoso con otorgarles un papel lógico dentro de la trama.

Cuando éramos ángeles

¿Cuándo se empieza a gestar un crimen, cuando se decide cometerlo o muchos años antes, cuando éramos ángeles? La novela de Beatriz Rodríguez, una historia sobre la adolescencia y la dificultad de crecer, aporta una mirada retrospectiva que deja claro que los ángeles no son siempre, ni mucho menos, inocentes.

La trama se centra en Clara, una joven periodista que vive en un pueblo de menos de mil habitantes, donde lleva una vida tranquila. Dirige el periódico digital local, aunque aspiraba a mucho más, y no se relaciona con casi nadie, a excepción de Chabela, la dueña del hostal Las Rosas, donde come y duerme, e intenta olvidar la reciente muerte de su marido, bebiendo por las noches y saliendo a correr por las mañanas.

La aparición del cadáver de Fran Borrego, uno de los dueños de las tierras que rodean el pueblo de Fuentegrande, hará que esa vida aparentemente tranquila le muestre una sociedad repleta de envidias, intrigas y tramas incompletas que provienen de un pasado que desconoce.

Mientras Clara inicia una investigación sobre la muerte del cacique, entrevistando a distintos personajes que pueden estar involucrados en su asesinato, nos adentramos en un flashback, ambientado en los años noventa, que muestra la verdadera historia de cada uno de ellos, así como el descubrimiento, por parte de este grupo de adolescentes, del sexo, el amor, la ira, la amistad, la decepción y la venganza.

Beatriz Rodríguez ha trabajado como editora para distintos sellos y ha sido colaboradora de las revistas El Rapto de Europa y Trama & Texturas y en guiones de documentales como La memoria de los cuentos y Los últimos narradores orales. También ha participado en la antología de relatos Watchwomen y Narradoras del siglo XXI. Actualmente dirige la editorial Musa a las 9 y el Festival de Poesía de Madrid, Poemad. En 2013 publicó La vida real de Esperanza Silva (Casa de Cartón). Cuando éramos ángeles es su segunda novela.

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Cuando éramos ángeles
Beatriz Rodríguez
Seix Barral
256 p
18 euros
E-pub: 9,99 euros
Lea el primer capítulo