Sus “aguas placentarias” fueron las del Burgo de las Burgas. “Nace, nació, naciera o habría nacido en los términos del Gallaecia regnum, en un lugar que acaso cabría llamar Aguas Calientes o Augasquentes, y suele llamarse Orense”. Así hablaba del origen, de su origen, José Ángel Valente (1929-2000).

Después de Orense vendrían Madrid, Oxford, Ginebra, París y Almería. Cada etapa de la vida del poeta está vinculada a un lugar o, dicho de otra forma, cada uno de aquellos escenarios constituye un capítulo de su biografía. Ese es, precisamente, el criterio que ha adoptado Valente vital (Galicia, Madrid, Oxford), la biografía de los años de infancia y juventud que publica la Cátedra José Ángel Valente de Poesía y Estética de la Universidad de Santiago de Compostela.

Claudio Rodríguez Fer, director de la Cátedra, es también el editor de este volumen y el encargado del primer capítulo, el que estudia la relación de Valente con Galicia. El vínculo del poeta con su tierra natal fue perenne, porque, pese a sus largas ausencias y como él mismo escribió: “Alejarme tan sólo fue el modo / de volver para siempre”.

Primeros poemarios

La poeta e investigadora Marta Agudo se ocupa de los ocho años en Madrid, que empezaron a contar en octubre de 1947 y que vieron la publicación de sus primeros poemarios: A modo de esperanza, que obtuvo el Premio Adonais, y Poemas a Lázaro.

Finalmente, Manuel Fernández Rodríguez analiza la etapa que se abre en el otoño de 1955, cuando José Ángel Valente se instala en Oxford para dedicarse a la docencia e investigación.

La Cátedra Valente tiene previsto culminar la biografía del poeta con un segundo volumen, que estudiará los años de madurez y senectud del poeta, un viaje que, en este caso, conducirá a Ginebra, París y Almería.

Versos rescatados

Además de ofrecer las coordenadas biográficas, históricas y literarias de los primeros años del escritor, Valente vital también exhuma poemas nunca antes recogidos en libro, como el titulado El Cristo, la ciudad y el tiempo (Pié para un Canto en Orense y su Cristo). Se trata de unos versos de juventud en los que son evocadas las aguas aurienses que, como señala Rodríguez Fer, “ya son las originarias y matriciales que inundarán la obra del Valente maduro”:

“Y queda la ciudad, / envuelta en sueño / en su valle de niebla, / quieta la catedral / como un navío / anclado en la distancia, / y su Cristo de tiempo / y el agua manantial / caliente y encendida, / que brota de sus plantas. / Porque bien sé la fuente, / porque bien sé la fuente / donde las aguas crecen / con vocación de madre / de regazo o de seno. / Vuelvo al origen de las aguas, / regreso hasta tu imagen…”.

Valente vital (Galicia, Madrid, Oxford)

Claudio Rodríguez Fer, Marta Agudo, Manuel Fernández Rodríguez

Edición de Claudio Rodríguez Fer

Santiago de Compostela, Cátedra José Ángel Valente, 2012