-Está todo –dije.

-Algo falta –dijo Andi, que ni siquiera me había abrazado. Algo tuvo que haberse llevado.

Más tarde, cuando él salió y el nene se quedó dormido, me puse a revisar el departamento, pieza por pieza. El microondas estaba, la cafetera nueva, los libros de la  biblioteca, los CeDes, las reproducciones enmarcadas, las notebooks, el reloj del abuelo de Andi, la ropa nuestra –al menos la que yo recordaba–, el rollito de billetes que escondo por las dudas en el último cajón, los dos anillos de mi abuela, la colección de estampillas de Andi, su colección de rocas, su colección de pisapapeles, los juguetes del nene, las escrituras, los diplomas. No faltaba nada.

El robo había ocurrido el primer día. El celular sonó mientras buscábamos el mejor lugar donde clavar la sombrilla. Andi soltó lo que traía.

-Cuándo, qué pasó, qué se llevaron –gritaba, y caminaba hacia el mar, gesticulando.

No pude seguirlo. Estaba con todas las cosas, y el nene en brazos, que aullaba porque no quería pisar la arena.

-Entraron en el departamento –dijo cuando volvió.

El vecino había visto la puerta forzada, había llamado a la policía.

Le pregunté qué se habían llevado.

El vecino no sabía.

Andi tomó el autobús de vuelta ese mediodía. Decidimos que yo me quedaba: ya habíamos pagado la semana completa de hotel.  Era la primera vez en años que nos tomábamos unos días fuera de casa, la primera vez que el nene iba a ver el mar. Era también, pensé, nuestro último intento de salvar lo que quedaba.

A la noche, Andi llamó. Ya había hecho la denuncia, había arreglado la puerta y cambiado la cerradura.

-¿Qué se llevaron? –volví a preguntar.

No sabía. Algo. Algo faltaba.

Le dije que no debía ser nada importante, que estaba todo bien, que descansara.

A la mañana siguiente me despertó el llamado. Andi no había dormido: se había pasado la noche  revisando.

-Tengo que saber qué falta –repetía.

Iba a decirle que cerrara el departamento y se viniera con nosotros a la costa, todavía nos quedaban varios días. Pero no dije nada. A él tampoco se le ocurrió.

Al día siguiente me volví  a Buenos Aires yo también. Al nene lo asustaban las olas, la arena le daba impresión; a mí me estaban volviendo loca los llamados de Andi a toda hora.

Buscamos durante días, los dos juntos. Sólo salíamos del departamento a comprar comida.  El nene estaba inquieto, dormía mal. 

Hacíamos listas: las cosas que habíamos traído cada uno, al principio, las que habíamos comprado juntos, las que nos habían regalado. Después íbamos a ver si esas cosas estaban. Inevitablemente las encontrábamos.

Un día Andi dijo que no podíamos vivir en un departamento vacío de algo que no sabíamos. Era mejor mudarse.

Lo pensé toda esa noche. No era la solución. A la mañana siguiente, armé un bolso, con cosas del nene, unas pocas mías –preferí no llevarme casi nada–, dejé una carta, y con mi hijo en brazos me volví a la casa de mis padres.

Más sobre el III Premio de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz

El acto de entrega del II Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz congregó a alrededor de 250 personas. Foto: Rodrigo Valero.
Acto de entrega del II Premio Internacional de Cuentos Breves ‘Maestro Francisco González Ruiz’. Foto: Rodrigo Valero.

hoyesarte.com, primer diario de arte y cultura en español, convoca la tercera edición del Premio Internacional de Cuentos Breves Maestro Francisco González Ruiz, que incluye un primer galardón dotado con 3.000 euros y un segundo reconocimiento dotado con 1.000 euros. Además se establecen dos accésits honoríficos.

Los trabajos, de tema libre, deben estar escritos en lengua española, ser originales e inéditos, y tener una extensión mínima de 250 palabras y máxima de 1.500 palabras. Podrán concurrir todos los autores, profesionales o aficionados a la escritura que lo deseen, cualquiera que sea su nacionalidad y lugar de residencia. Cada concursante podrá presentar al certamen un máximo de dos obras.

El premio constará de una fase previa y una final. Durante la previa, cada semana el Comité de Lectura seleccionará uno o más relatos que, a juicio de sus miembros, merezca pasar a la fase final entre todos los enviados hasta esa fecha. Los relatos seleccionados se irán publicando periódicamente en hoyesarte.com. Durante la fase final, el jurado elegirá de entre las obras seleccionadas y publicadas en la fase previa cuáles son las merecedoras del primer y segundo premio y de los dos accésits.

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Fechas clave

Apertura de admisión de originales: 10 de enero de 2022

Cierre: 24 de junio de 2022

Fallo: 10 de octubre de 2022

Acto de entrega: Último trimestre de 2022