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Y los ganadores son…

Este certamen, en el que han participado 985 autores de 36 países que han presentado 1.352 relatos [1], también rinde homenaje al maestro, figura imprescindible en la iniciación en el hábito de la lectura en las edades más tempranas de la vida.

Durante la primera fase del premio, un Comité de Lectura preseleccionó 105 relatos, de cuya lectura pueden disfrutar los lectores en nuestras páginas [2]. Durante la fase final fueron seleccionados los 12 cuentos finalistas, entre los que el jurado ha elegido el primer premio (dotado con 3.000 euros) y los accésits que, a propuesta suya, se han ampliado de dos a tres.

El jurado ha contado con 11 miembros procedentes de los más diversos ámbitos literarios, con una destacada presencia del sector educativo. En todo momento se han seguido los criterios fijados en las bases del concurso: «creatividad, calidad técnica y del lenguaje y adecuación de la estructura narrativa».

Primer premio

El jurado ha fallado conceder el primer premio del certamen al relato La quitapenas, presentado bajo el seudónimo de La Rubia y que, una vez abierta la plica, corresponde al autor Marco Luna Maldonado, domiciliado en la provincia de Granada [3].

Según el jurado se trata de un «cuento intenso por la sabia concentración de contenidos, hasta el punto de rayar en el microrrelato. Relato estremecedor desde la primera frase, está escrito con un lenguaje rebuscadamente sencillo, un ejercicio literario que entraña una enorme dificultad».

«Cuando alguien no se muere y no deja vivir, es cuando sirvo yo». Esa antítesis y el doble significado de servir al inicio del relato es, a juicio de nuestros decisores, un perfecto avance del desarrollo que luego fluye a través de un lenguaje simple y coloquial, acorde con la personalidad de la protagonista.

Además, el autor «utiliza los silencios y los vacíos que tiene que llenar la imaginación del lector de una manera precisa. Probablemente, en una primera lectura cueste atrapar toda su fuerza, que queda latiendo…, quizás a la espera de ser releído en voz alta. En pocas líneas toca varios temas poderosos, y todo ello de manera nada pretenciosa, sino con una fina ironía, entre la violencia y la ternura».

Accésits

Por otra parte, el jurado ha decidido conceder estos tres accésits: Calígula (Las fauces del circo), cuyo autor, Jaime Hernán Cortés Torres, residente en Medellín (Colombia) [4], se ha presentado con el seudónimo de Jacobo Kurtz; El escriba, remitido bajo el seudónimo Andrómeda, tras el cual está la autora Alicia Andrés Ramos [5], domiciliada en Madrid, y Vista para sentencia, escrito con el seudónimo de Tamar Marta por Pablo Flors Villaverde [6], con domicilio en Valencia.

Calígula (Las fauces del circo) es para nuestros expertos un «cuento muy original cuya naturalidad narrativa contrasta con las atrocidades que se explican en su desarrollo, otorgándole un valor añadido a la singularidad del mundo propio en el que nos va introduciendo. Impresiona el ambiente decadente del circo fagocitado por su propia lógica imposible, ese punto de humor negro, de mueca terrible en la que, detrás del espectáculo, existe la realidad mucho menos glamurosa de un grupo humano cuyas interioridades salen de la jaula abierta del yo. Calígula y su circo autodestructivo tiene varios horizontes superpuestos, acaso uno de ellos sea el que aparece como símbolo de un sistema que tiende a su propia fagocitación».

El escriba es, para nuestro jurado, un cuento con aires borgianos cuya trama sitúa a sus protagonistas en la ciudad de Kafka: «El tema parece sugerir la idea del escritor como un dios creador que decide la existencia y vicisitudes de sus criaturas a través del conocimiento de su destino. El protagonista-narrador parece depender al final del escriba y desear su continuidad como personaje en una obra que dé continuidad a su vida (¿reminiscencias de Luigi Pirandello?). El cumplimiento de la profecía de que su mujer va a abandonarlo se narra con maestría y naturalidad, cuando es una tragedia para el protagonista, que queda anulado y a merced de lo que el escriba quiera relatar sobre él. Narración de urdimbre bien tramada, en la que la autora inventa unas criaturas literarias que a su vez serán convertidas (o no) en nuevos personajes de una novela aún por escribir por parte del escriba; además no olvida al lector, sino que le hace partícipe y cómplice, apelando a él al principio y al final».

Finalmente, Vista para sentencia plantea en un «relato tan breve (un único párrafo) como conmovedor una historia de maltrato, pero sobre todo de rebelión contra el tirano que lo provoca: marido y padre de las enjuiciadas. Está narrada con intensidad y con un estilo muy literario: imágenes que llegan directas a los sentidos, metáforas, adjetivos no descriptivos… de todo ello se vale el autor, junto con la repetición como martilleo y la letanía del juicio, para describir un acto delictivo pero liberador».

Desgraciadamente, los rebrotes de la pandemia ha hecho necesario, por un principio de prudencia, suspender los actos culturales de proclamación de los premios previstos para el 22 de agosto en Turre (Almería), el pueblo de nombre polisémico situado en el regazo de Sierra Cabrera y lugar de nacimiento de Francisco González Ruiz. hoyesarte.com agradece el apoyo prestado tanto por el Ayuntamiento de la Villa de Turre como por el Instituto de Estudios Almerienses.

¿Quién fue Francisco González Ruiz?

El nombre de Francisco González Ruiz (Turre, 1903 – 1970) sirve para nombrar a uno, y también a tantos, de los maestros que han desarrollado su vida profesional de forma silenciosa, pero apoyándose en tres sólidos pilares: la vocación, el entusiasmo y el altruismo. Durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta del pasado siglo ejerció como maestro en distintos pueblos de la provincia de Almería, Bédar, Mojácar y, sobre todo, en su pueblo.

Su labor docente, tan callada como eficaz, permitió reducir considerablemente la elevada tasa de abandonos de la escuela de la época; su magisterio fuera del horario escolar hizo posible que un buen número de niños del Levante almeriense pudiera realizar el bachillerato y acceder a estudios medios y superiores que, de otra manera, les hubieran resultado imposibles, y, quizás, lo más importante de todo: supo abrir la mente a sus alumnos para que alimentaran los yullanares de su inteligencia y dieran los mejores frutos.

En su figura se encarna, pues, el paradigma del buen maestro, aquel que, según dice el viejo refrán castellano, “ha de ser fuente de ejemplo y saber”, el que consigue transmitir valores incluso sin siquiera mencionarlos, según dejó escrito John Passmore.

De este hombre de sombra algarrobada, fresca y ancha puede decirse lo que Santiago Ramón y Cajal afirmaba de su progenitor y de lo que Sócrates blasonaba de sí mismo: que era “excelente comadrón de inteligencias”. Y es que siempre buscó sugerir, más que instruir; abrir el apetito de aprender más que atragantar de enseñanza; ofrecer la levadura con la que hacer el propio pan, más que dar un pan cocido por otros.

En este sentido, Francisco González Ruiz se inserta en la tradición de los buenos maestros de la Axarquía almeriense iniciada con el gramático mojaquero Ibn-al-Fajjar, quien hace ya más de seis siglos enseñaba a sus alumnos a “con-jugar” y les instruía en el saber mediante el planteamiento de dudas, no alimentando convicciones.

Nuestro jurado

Los relatos premiados siguen el principio unamuniano de hablar a la cabeza, el órgano de la inteligencia y la imaginación; al corazón, el órgano del sentir, de la cordialidad y la cardialidad, y al estómago, el órgano de la voluntad. Incluso la mayoría de ellos, si no todos, ponen a trabajar los tres órganos a la vez.

Esta ha sido la excepcional nómina de nuestro jurado:

-Teresa Alonso Redondo. Actriz y dramaturga, poeta y creadora. Educadora social.

-Francisco Baraza Martínez*. Profesor de EGB y Pedagogo. Director del CEIP Bartolomé Flores (Mojácar, Almería).

-José Miguel Colldefors Martínez*. Abogado. Coordinador del Ciclo de literatura Con otra mirada. Literatura y enfermedad (Fundación Ciencias de la Salud). Colaborador de hoyesarte.com

-Virginia Fernández Collado. Profesora de Educación Secundaria. Poeta y narradora. Miembro del Instituto de Estudios Almerienses (IEA).

-José González Núñez*. Doctor en Farmacia. Editor especializado en ciencias y humanidades, literatura de viajes y microrrelatos. Colaborador de hoyesarte.com.

-Ana Ola González Orero*. Licenciada en Filología Hispánica y Teoría de la Literatura. Máster en Estudios Hispánicos (Tulane University, New Orleans).

-Raúl Guerra Garrido. Doctor en Farmacia y Escritor. Premio Nadal y Premio Nacional de las Letras. Presidente de AEFLA.

-Javier López Iglesias*. Periodista y escritor. Premio Gabriela Mistral de Poesía. Director adjunto de hoyesarte.com.

-Mª Carmen Morales Carmona*. Filóloga. Profesora de Literatura y exdirectora del IES El Palmeral (Vera, Almería). Actriz y directora escénica.

-Fernando Rodríguez Lafuente. Catedrático de Literatura, crítico literario y cinematográfico. Exdirector del Instituto Cervantes. Secretario de Redacción de Revista de Occidente.

-Pedro Felipe Sánchez Granados. Catedrático de Literatura y exdirector del IES José Ibáñez Martín (Lorca, Murcia). Escritor y colaborador del periódico La Verdad.

Los miembros del jurado señalados con (*) también han formado parte del Comité de Lectura.