Uno de ellos es Ciudad de tarde, la novela breve con la que Aldecoa fue finalista del premio Café Gijón en 1952. El otro, mucho más amplio y mejor conservado, lleva por título El Gran Mercado: una obra extensa, de más de trescientas páginas, que Planeta proyectó publicar y que, según indica la documentación del propio expediente, parecía destinada a convertirse en un hito dentro de la primera etapa del autor.

Aunque Aldecoa reutilizó fragmentos y motivos en algunos relatos —como Vísperas del silencio o El mercado—, los dos mecanoscritos deben considerarse novelas inéditas en sentido pleno. El de El Gran Mercado, acompañado de las anotaciones de la censura, podrá contemplarse en la muestra que la Biblioteca Nacional de España acogerá del 18 de diciembre de 2025 al 14 de junio de 2026 en la Sala Jorge Juan.

Para Alonso Nogueira, el descubrimiento permite situar mejor la evolución del escritor: “Son dos piezas esenciales dentro de su trayectoria inicial, donde ya se advierte la seguridad formal y la madurez compositiva que caracterizarán su obra”. En especial El Gran Mercado, una novela coral que, en sintonía con el clima narrativo de la época, entrelaza múltiples voces y dibuja un amplio fresco del Madrid de posguerra: sus rincones humildes, sus nuevos hábitos urbanos y el contraste permanente entre la precariedad cotidiana y el acomodo de unas clases medias en ascenso.

El primer Aldecoa

El profesor la considera una obra clave para comprender el rumbo que iba tomando la narrativa española del momento, especialmente el surgimiento de un realismo objetivo y social que nutriría a distintas generaciones de escritores en los años cincuenta.

José Ramón González, comisario de la muestra y catedrático de la Universidad de Valladolid, coincide en subrayar la relevancia del hallazgo. No se trata —afirma— de una curiosidad para especialistas, sino de un aporte que permite iluminar el proyecto narrativo de Aldecoa desde su primera formulación. En El Gran Mercado ya asoman los personajes frágiles, los oficios menudos y las existencias vulnerables que poblarán sus cuentos, junto a esa clase media tibia y ensimismada que el autor retrató con una ironía fina, siempre atenta a la humanidad de sus criaturas.

Para la Biblioteca Nacional de España, la aparición de estos textos confirma la riqueza que aún guardan los fondos públicos y el potencial que ofrecen para revisar y profundizar en la historia literaria reciente. El hallazgo no solo enriquece la exposición del centenario: recuerda también que el trabajo de conservación, acceso y difusión del patrimonio documental sigue siendo una tarea esencial para comprender quiénes fuimos y quiénes somos.

La muestra Ignacio Aldecoa. El oficio de escribir aspira precisamente a eso: acercar a los lectores la trayectoria de un autor imprescindible y ofrecer nuevas claves para entrar en su universo narrativo, hoy ampliado por estas dos novelas que vuelven, al fin, a la luz.