A principios de la década de los años treinta, el mundo estaba sumido en una profunda  crisis, tanto política y social como económica. Desde el punto de vista de la industria editorial, este sentimiento de desesperanza y de penuria se tradujo en un alarmante aumento de las copias ilegales y, en consecuencia, de un significativo descenso de las ventas.

Nace el libro de bolsillo

Urgía idear alguna medida que adecuara la oferta editorial al nuevo panorama y fue en la ciudad alemana de Hamburgo donde se dieron los primeros pasos: en 1931 nació Albatross, la primera editorial que apostó por los libros de bolsillo.

El abaratamiento de los costes de edición que supuso la impresión a gran escala permitió reducir extraordinariamente los precios y el nuevo formato propició la difusión de libros por canales no convencionales (estaciones, estancos, etc.): la iniciativa supuso una auténtica revolución, otra vuelta de tuerca a la democratización de la cultura.

Inglaterra toma el relevo

La aventura de Albatross se vio truncada por la consolidación del nazismo, sin embargo sentó los cimentos de un mercado al alza. En 1935, Penguin tomó el relevo de la editorial alemana, trasplantando el modelo a Reino Unido. La adaptación fue todo un éxito y supuso el despegue definitivo de los paperbacks.

En España, la editorial Espasa-Calpe, una de las más relevantes de nuestro país, resolvió fundar en 1928 una filial en Argentina, estimulada por las buenas perspectivas económicas del país y por el número de intelectuales españoles allí exiliados.

Ortega y su Rebelión

Gonzalo Losada, la persona elegida por la editorial para dirigir esta nueva delegación, asumió el reto de  sortear las dificultades del sector. Para ello decidió ajustar el rompedor modelo anglosajón de Penguin al mercado hispanoamericano y crear una línea de libros de formato reducido a  precios muy asequibles.

Determinó que, de manera similar a Penguin y Albatross, un animal fuera el emblema e imitó también los códigos de colores como distintivos de las temáticas de cada uno de los títulos.

Con la emulsión de todos estos elementos finalmente se inauguró, el 30 de septiembre de 1937, una nueva colección llamada Austral, cuyo primer volumen fue La rebelión de las masas, de José Ortega y Gasset. A éste le siguieron la publicación de treinta libros más aquel mismo año, que representaban lo más ilustre de la literatura del momento. Losada no pudo tener mejor colaborador que le asesorara en la selección: el poeta y crítico literario Guillermo de Torre, cuñado de Jorge Luis Borges.

Diferentes subcolecciones

Tras el abandono de Losada de Espasa Argentina, los libros de Austral se continuaron imprimiendo en aquel país y alrededor del 30% de la producción se exportaba a España: las restricciones de la guerra y de la posguerra postergaron la edición en la casa matriz hasta la década de los cincuenta.

Durante aquellos años se materializaron las diferentes subcolecciones (amarillo: libros políticos; naranja: biografías y vidas novelescas; rojo: novelas  policíacas, de aventuras y femeninas; marrón: ciencia y técnica; verde: ensayo y filosofía; azul: novelas y cuentos; violeta: teatro y poesía; gris: clásicos; negro: viajes y reportajes) y dos de los más prestigiosos pensadores de la época fueron nombrados asesores de la colección: José Ortega y Gasset (Letras) y Julio Rey Pastor (Ciencia y Técnica).

Lo demás es ya historia viva de los libros en el mundo hispanoamericano.