Desde el día en que entró en aquel bar en el que una serie de ciudadanos contemplaban absortos el partido en que Alemania disputaba la supremacía europea del fútbol y nadie recayó en que debajo de una mesa yacía una oreja, su oreja izquierda, Dieter asiste a la desintegración de sí mismo.

A sus cuarenta y algún años es una persona relativamente culta que trabaja en una compañía farmacéutica y a la que el fracaso de un matrimonio parece justificar su casi nulo interés en la vida y en la realidad que le circunda. Nada le interesa demasiado y cada vez menos. Nada le interesa casi nada. Pero sobrevive y se niega a desaparecer.

Tras la primera oreja sufrirá la pérdida de otros miembros. Disimula como puede éste irse quedando sin sustancia, de la misma forma que hace como que no siente las pérdidas afectivas a las que se enfrenta cuando su mujer se va con otro y tiene que dejar de ver a su hija. Cuando los amigos se difuminan.

Concreción y precisión verbal

La incomunicación, la soledad que adquiere mayor dramatismo en las grandes ciudades, la desequilibrada lucha por seguir adelante en medio de las dificultades, la duda como elemento existencial íntimamente unido al ser humano, y el reflejo simple y llano de la cotidianeidad son los mimbres que Genazino vuelve a utilizar. De nuevo este autor, poco conocido en España pero con más de 20 obras sobre su espalda en las que el arte y lo artístico no ocupan segundo plano, nos instala ante una extraordinaria y reflexiva (reflexiva, que no peñazo) propuesta para rescatar aquella tradicional escuela alemana que, sirviéndose de la literatura de ficción, se ocupa de los estados y avatares del alma y del mundo.

Concreción, precisión verbal, humor, mucho sutil humor, armonía y un pausado ritmo melancólico característico hacen que la prosa de Wilhem Genazino sea una de las más interesantes del panorama literario que surge de la Europa central de los últimas décadas. Los premios le acompañan. La comparación con ciertas propuestas de Kafka, también.
Un poco de nostalgia, su última obra, permite volver a comprobarlo y, si no se ha hecho antes, abre la puerta para que nos adentremos en uno de esos mundos narrativos de los que no se sale indemne. Compruébelo.

 

Un poco de nostalgia.

Wilhelm Genazino.

Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.