Calles aguje­readas e interrumpidas por charcos de agua estancada y canales de aguas residuales; mon­tones de chatarra dispersos y chasis oxidados y destrozados se suceden bajo un cielo por el que transitan constantemente aviones en descenso hacia el próximo aeropuerto de La Guardia.

Mundo aparte y marginado

Yonkero es un término del spanglish derivado de junk (basura) con el que se denomina a la per­sona que trabaja con la chatarra y se transforma en yonke para denominar la chatarrería.

En total, 95 imágenes, en su mayoría en blanco y negro, capturan las estampas decadentes de las calles del conocido también como Triángulo de acero y las escenas cotidianas de sus trabajadores. Una serie tomada de día y de noche, con nieve o en pleno verano para «rendir tributo a Willets Point y a su vasta acumulación de piezas que, como cualquier catálogo, es también un poema», asegura su autor.

Con los días contados

Un mundo aparte y marginado en medio de la gran ciudad que tiene sus días contados por la construcción de un área comercial y residencial en la zona. Tras 40 años de lucha y de abandono y privación de servicios básicos por parte de la ciudad de Nueva York, Willets Point parece haber perdido la batalla. La ciudad está ya promocionando el área como su «próximo gran vecindario».

Menos claro es qué va a suceder con los más de 300 negocios que serán desplaza­dos, o con las familias de clase trabajadora que dependen de ellos. «Este libro es un homenaje a su espíritu, su lucha y el lugar que hicieron propio durante tantos años», explica el propio Permuth. Así, Yonkeros adquiere un valor testimonial, que documenta y reivindica a Willets Point y sus yonkeros.

«Yonkeros funciona en diversos niveles. Es una documentación de vi­das útiles, de una geografía específica y de los objetos que develan una confrontación directa entre la basura del primer mundo y el fenó­meno de la obsolescencia que la produce, con el ingenio del Tercer Mundo y las estrategias de supervivencia. Es también una meditación sobre las identidades híbridas y los cambios culturales tan comunes en el siglo XX», afirma Jaime Permuth.