El pasado julio, Sotheby’s vendió su Retrato de Endymion Porter por más de dos millones de libras. El lienzo que ahora se subastará ha pertenecido a la misma colección privada desde 1712 y figuró en la exposición dedicada recientemente al artista flamenco en la Tate Britain.

Carrera londinense

Anton van Dick (Amberes, 1599-Londres, 1641) viajó por primera vez a Inglaterra en 1620, donde trabajó para el rey Jacobo I y otros miembros de la corte. Pero solo se quedó unos meses; en febrero de 1621 volvió a Amberes. A comienzos de 1632, y tras su paso por Italia y los Países Bajos españoles, volvió a Londres a petición del rey Carlos I, el mayor mecenas de las artes y coleccionista que haya ocupado el trono de Inglaterra.

Van Dyck fue tratado con una generosidad sin paralelo en la historia del patrocinio real: fue ennoblecido y distinguido con una cadena de oro, y se le asignaron un taller a orillas del Támesis en Blackfriars y habitaciones en el palacio real de Eltham. Recibió continuos encargos de la familia real y fijó para la posteridad las imágenes de Carlos, su esposa francesa Enriqueta María y sus hijos.

La imagen de una corte exquisita

La nobleza seguía el ejemplo de la familia real, y la imagen que hoy tenemos de la exquisita corte de Carlos es la que creó Van Dyck. Siguió radicado en Inglaterra hasta su muerte en 1641, pero viajaba con frecuencia al continente, y pasó en Flandes los años 1634 y 1635 casi completos. Murió en Londres el 9 de diciembre de 1641, cuando solo contaba cuarenta y dos años. Fue sepultado en la catedral de San Pablo, y el rey erigió un monumento sobre su tumba a la memoria de su pintor favorito.

El Prado posee una colección sobresaliente de pinturas de Van Dyck, que muestran todas las fases de su carrera.