La obra, un óleo de 55 por 38 centímetros, fue adquirido en 1975 por el entonces director del Museo Boyman de Rotterdam, Dirk Hannema, quien aseguró desde un primer momento que se trataba de una obra de Van Gogh (1853-1890).

Teoría Hannema

Sin embargo, Hannema, que contaba con escasa experiencia y reputación en la materia, no fue tomado en serio, por lo que el cuadro pasó inadvertido durante años y a su muerte, en 1984, la obra quedó en manos del Museo Fundatie que puso en marcha las primeras investigaciones.

En 2007, expertos del Museo Van Gogh de Ámsterdam iniciaron un nuevo estudio sobre esta obra y dos años después hallaron los primero indicios de su autenticidad. Las investigaciones dan ahora la razón a Hannema, 35 años después de su descubrimiento.

La obra forma parte de la época parisina más colorista del autor, en la que se alejó de la oscuridad que reflejaban sus obras holandesas.