El lienzo, de 108,3 x 82,3 cm, ha pasado por diversos propietarios. Desde 1992 pertenecía a una colección privada y no había estado antes en los circuitos de compraventa de obras de arte.

Juan López de Robredo fue uno de los bordadores más importantes de la Corte de Carlos IV. Nacido en el seno de una dinastía de bordadores, este artesano e hidalgo no solo diseñó y creó exquisitos bordados que adornaron los trajes de la Corte, sino también tapices y cuadros bordados que aún adornan los palacios reales españoles.

La cumbre de su carrera llegó en 1798, cuando finalmente se le concedió el derecho a usar un uniforme similar al de la Corte. Robredo estaba tan orgulloso que encargó este lienzo a Goya, el retratista más importante del momento y uno de los favoritos de la corte española, vestido con su deslumbrante nuevo uniforme, lo que indica la ambición, la vanidad y los recursos del modelo.