Mojón del rock alternativo, Surfer Rosa llegó a las tiendas en 1988 y en aquel vinilo de seductora y misteriosa portada –y en este tema en concreto también– ya estaba destilada la esencia del universo pixie con señas de identidad muy claras y con esos maridajes extremos: berridos furiosos y voces dulces, coros amables y estridencias rabiosas, melodías adhesivas y ruidismo punkarra, y letras tan turbias como crípticas escritas por un fan declarado de Luis Buñuel y David Lynch.

Una canción ésta que gusta por igual a publicitarios y cineastas. Encajaba a la perfección, por ejemplo, en El club de la lucha, de David Fincher. Francis declaró a una revista que la letra se le ocurrió cuando buceaba en el Caribe y se vio sorprendido por un pececillo descarado que no dejaba de perseguirle y que, tal como canta en el tema, no se ocultaba como el resto detrás de las rocas. Where is my mind? era una de las canciones favoritas de Kurt Cobain. En realidad fue mucho más que eso para el cantante de Nirvana. Fue algo así como un capítulo esencial de su libro de estilo.