En Historia de la música ilustrada. 100 artistas sin los que podría vivir, Cavolo sigue fiel a él mismo y hace lo que mejor sabe hacer, dibujar, pero en forma de diario personal en el que cuenta lo que cada uno de esos intérpretes o bandas le han aportado. También cuál es su relación con cada uno de estos músicos.

No pretende hacer de crítico musical, experto o periodista. Tampoco de músico. Para él : “El libro se plantea como una historia de la música ilustrada (en la portada incluso lo tacho porque no viene a ser eso). A través de 100 intérpretes que a mí me gustan cuento por qué están en mi vida y cómo están en ella: para qué me sirve Bach, para qué me sirve Nirvana, para qué me sirve Daniel Johnston o qué me recuerda la música de los Beatles o la música de tantos otros. Todos los textos están escritos a mano y llevan los retratos de los artistas. No tiene la intención de ser ningún listado porque para eso hay que saber mucho”. Para el autor, «esta selección no es ni mejor ni peor que la selección de nadie. Se trata de un intento de poner coordenadas personales».

De Bach a Elvis

Aracade Fire, Beach Boys, Daft Punk, Johnny Cash o Nirvana. Del libro se desprende que Cavolo escucha Bach para concentrarse cuando lo necesita. Dice que todos sus exámenes los aprobó con ayuda de sus partituras y que aún cuando tiene que escribir algo en serio recurre a él. Hasta para escribir la nota que acompaña su ilustración se tuvo que poner Tocata y fuga. Mozart también está presente. Cuando escucha su música, Cavolo empIeza a imaginarse una visión fantástica y apoteósica del mundo. Dice que es «su LSD cuando lo necesita».

Dedica también páginas a Sepultura, a Björk, a Oasis o a Charlie Patton, de quien dice: «Este señor suena tanto a pizarra y a porche al atardecer que me lleva a la cara oscura de la vida, me transforma en un perro tuerto que solo tiene hambre y pulgas, que se queda en un rincón oscuro y ve lo crudo de la vida pasar frente a su ojo. El León Patton te recuerda que estás lleno de huesos».

También hay espacio para Jacques Brel o a Elvis Presley. Del primero dice: «Me emociona, no puedo evitarlo. Yo en la vida necesito a gente que haga las cosas con pasión, que se deje el pellejo en lo que hace y tenga tanta sangre como para ahogar un ejército de mediocres. Jacques Brel es una de esas personas». Al segundo le describe como «quien hizo que toda la sociedad blanquita y sosa descubriera un mundo lleno de sabor, diversión y locura desatada. Les presentó al divertido diablo».

Con estas páginas, Ricardo Cavolo anima a su vez a que el lector haga su propio diario musical y deja un espacio en blanco a final del libro incitando a que dibuje sobre los músicos que le alientan cada día.

 

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Historia Ilustrada de la Música
100 artistas sin los que no podría vivir
Ricardo Cavolo
Editorial Lunwerg
215 páginas
19,95 euros