Las fachadas están recubiertas exclusivamente de vidrio, captando la luz del cielo, y en la parte superior la variación de las plantas rompe con la simetría de los cuatro planos de la fachada, dando cierto movimiento a la torre a través de la intensidad de luz que se refleja a lo largo del día. La parte más alta está formada por un invernadero, cerrado por una estructura metálica, que  cuenta con una iluminación específica.

Cajasol en Sevilla

En cuanto a la torre Cajasol, en Sevilla, que fue la ganadora del concurso organizado por la promotora de la obra, ha sido diseñada para mantener la armonía con el entorno sevillano y para crear un diálogo con los edificios mas representativos de esta cuidad, como La Giralda o los campanarios de las iglesias. El edificio incluye unas estrategias de diseño sostenible, como cubiertas ajardinadas. Es un proyecto que busca respuestas a los problemas del medio ambiente, del contexto social y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

La torre tendrá 178 metros de altura, estará recubierta de cristal y tendrá en su cumbre un mirador abierto al público para poder contemplar toda la ciudad. “Es una torre de planta elíptica que va adelgazando a medida que se eleva hacia el cielo y guarda una proporción respetuosa con La Giralda, es un poco más de una vez y media su altura. Para nosotros, decidir su altura ha sido lo mas importante del proyecto. Debía ser, claramente, un edificio alto; no podíamos hacer algo que se confundiese con el paisaje actual. Pero tampoco podíamos ir muchísimo más allá y que la ciudad quedara atrás”, dijo Pelli. La piel del edificio está formada por una cerámica muy resistente, una especie de terracota de color rojizo claro, casi albero, que protegerá del sol.

La construcción de esta torre ha generado críticas por parte de aquellos que creen que va a afectar al patrimonio de la ciudad y de los que critican la construcción en altura. Pelli responde que si hubiesen optado por una construcción de cuatro edificios, se derrocharía más energía.

Iberdrola en Bilbao

La torre de Bilbao (torre de Iberdrola) forma parte del Master Plan diseñado por él mismo y con su construcción se da por finalizada la reurbanización de ese entorno bañado por la ría. Según Pelli, “la torre tiene una forma muy simple. En planta es un triángulo isósceles con sus lados suavemente curvos. El eje del triángulo está alineado con la calle contigua. En alzado, la torre se adelgaza ligeramente hacia el cielo, haciéndola más delicada".

Con su altura (entre 150 y 165 metros) se convertirá en el edificio más alto de Bilbao, y al igual que los otros dos, se caracteriza por su economía y su sostenibilidad: la fachada está recubierta con un sistema de doble piel de vidrio, unas “paredes bioclimáticas” con doble acristalamiento al exterior y uno simple practicable hacia el interior.

El arquitecto defiende la necesidad de los rascacielos frente al crecimiento horizontal de las ciudades: “los seres humanos siempre han tenido un anhelo de ir lo más alto posible. No sé de dónde nos viene, pero es algo muy básico. Filosofía aparte, si las ciudades crecen horizontalmente se necesita una mayor red viaria, se consume más energía y se contamina más. Los ascensores son el medio de transporte más seguro y limpio que tenemos”.

Para Pelli, “los edificios en altura presentan problemas técnicos relativamente simples, que deben ser resueltos con gran precisión, y sus componentes deben ser perfectamente coordenados. Estéticamente son muy visibles, pero hay que diseñarlos dentro de límites muy estrictos. Por todo esto, los edificios en altura requieren más experiencia del arquitecto que otros tipos de edificios”.