se podrán exhibir en las galerías preexistentes. Este nuevo ala proporciona al edificio histórico una identidad arquitectónica contemporánea a la vez que recuerda la trama urbana de Chicago por su racionalidad y abundancia de líneas rectas.

El edificio está formado por un gran pasillo, The Griffin Court, que sirve de entrada a la ampliación y crea un eje norte-sur, al que el arquitecto se refiere como “la calle principal”. Este pasillo está flanqueado por una serie de espacios públicos y por un jardín, enlazando el edificio con la naturaleza. Una escalera suspendida sobre delgadas varillas lleva al visitante a las otras plantas que albergan las salas de exposiciones, donde la intimidad es perfecta para la contemplación de las obras de arte.

Extensión del Millenium Park

Todos los sistemas mecánicos y lugares de almacenaje de las obras se encuentran por debajo del nivel de la calle y las salas destinadas a la educación, algo clave en esta institución, se encuentran en las plantas superiores. Los grandes ventanales del edificio permiten contemplar toda la ciudad, aunque las capas de cristal, que reducen el ruido exterior, y el entramado que le acompaña restan nitidez a esta visión.

El edificio incluye una serie de espacios públicos que se han diseñado como una extensión del Millenium Park; una visita al nuevo ala del museo puede iniciarse en este parque, cruzando el puente Nichols, obra del mismo arquitecto, que conecta con la terraza pública en la cual se presentaran diferentes instalaciones y obras escultóricas.

Sobre los pabellones, el techo de cristal se apoya sobre unas delicadas vigas de acero y, a la vez, unas costillas de vidrio se apoyan sobre éstas para permitir que entre la luz. Se trata de una especie de alfombra de hojas de vidrio que filtran la luz natural para crear unas condiciones luminosas idóneas. En el interior hay un sistema de fotocélulas que detectan la cantidad de luz que recibe el interior dependiendo de la hora del día, estación o condiciones meteorológicas, y se ajusta para compensarlo creando una atmósfera muy adecuada para la contemplación de las obras de arte, a la vez que ahorra en consumo de electricidad.

Revelación artística

El material usado en todo el museo, desde el edificio histórico hasta la ampliación, es piedra caliza, y en la parte superior el edificio se abre transparente de acero y cristal, siguiendo la tradición de los edificios de Chicago: sólidos y robustos pero a la vez ligeros y frescos. Visto en conjunto, recuerda a los edificios de Mies Van der Rohe y la Escuela de Chicago.

Las colecciones de arte moderno del museo, que incluyen pintura, escultura, arquitectura, diseño y fotografía, son una revelación ya que la mayoría ha estado muchos años guardada. A principios de siglo, cuando muchos críticos y patronos se resistían al arte moderno, el Art Institute de Chicago abrió sus puertas a la Exposición Internacional de Arte Moderno, más conocida como Armory Show. Esta exhibición hizo que un grupo notable de coleccionistas de Chicago comenzaran a adquirir arte moderno europeo.

La historia de esta colección se narra ahora en esta ampliación dedicada en exclusiva al arte moderno europeo; incluye obras de Henri Matisse, Constantin Brancusi, Man Ray, Claude Cahun, Renè Magritte o Salvador Dalí. Hoy, el Art Institute of Chicago es uno de los museos de arte más importantes del mundo y seguramente se encuentre entre los tres principales de Estados Unidos, junto con el Metropolitan Museum de Nueva York y el Museo de Bellas Artes de Boston.