Las reglas eran:

1. El corto no debe durar más de 52 segundos.

2. No está permitido el sonido sincronizado.

3. No más de tres tomas.

40 directores contemporáneos celebraron el centenario del cine grabando con la mismísima cámara de los hermanos Lumière; aquella que no vendieron a Méliès. El film se llamaba Lumiére y compañía y contaba con la participación de Win Wenders, Spike Lee, Michael Haneke… así hasta 40.

El video de arriba era el turno del cineasta iraní Abbas Kiarostami, un curioso caso de retro-post-modernismo realista (para ser claros) con el que podemos deducir que el lenguaje audiovisual ha evolucionado parejo a la sociedad.

Sin embargo, contrario al mundo real, la fantasía es fuente eterna y atemporal, y David Lynch se las arregla, incluso con las normas ya enumeradas, a provocar el terror en una ciencia-ficción misteriosa y diminuta.