Después de la estética molona del video de Pharcyde, en este cortometraje español dirigido por Alex Pastor hay una revisión del concepto de la marcha atrás, que va más allá de un puro ejercicio técnico. La aplicación a la narración es justificada y la compañía de la voz (del propio padre del director) unifica y hace fluir la corriente de vertiente inversa.

El corto fue premiado en el festival «indie» de sundance, un reconocimiento a una nueva generación de realizadores españoles que se jactan más de ser modernos que de ser castizos (despectivamente hablando), pero que muestran valía e interés. De hecho, el chico se ha ido con su hermano a los estates a grabar su primera peli; con actores, localizaciones y dolares americanos.

Más personal y de la tierra, con un humor de piel de toro y a su vez universal, es el corto de Chema García Ibarra, un delicatessen también premiado en Sundance que hace las delicias de todo aficionado al cine que reniega que le etiqueten de «friki», justificándose por dos motivos: 1) se pueden crear obras que muestren inteligencia, calidad y simpatía a partes iguales, y 2) hay mucha gente mucho peor.