Coincidiendo con la clausura de sus salas de exhibición habitual, debido al avance del plan de reordenación de colecciones, el Prado realiza una «presentación especial» de las obras del prolífico pintor flamenco y su taller que atesora la pinacoteca con el propósito de recordar la importancia, amplitud y variedad de esta colección, compuesta por muchas de sus mejores obras maestras, entre las que se cuentan algunas de las que llevó a cabo en España durante las dos visitas que el pintor realizó en 1603 y 1628.

Singular montaje

A través de un singular montaje, en el que las noventa obras se exponen siguiendo exclusivamente un criterio cronológico e instaladas en estrecha contigüidad, la exposición invita al público a sumergirse sin prejuicios en el universo rubeniano y a conectar su sensibilidad con la potencia y la evolución creadora del artista.

Entre las obras capitales que se incluyen en esta muestra están Lucha de San Jorge y el dragón (h. 1607), San Pablo (h. 1611), El jardín del Amor (h. 1633), Las tres Gracias (h. 1635), Ninfas y sátiros (h. 1635), Hércules y el Cancerbero (h. 1636), Saturno devorando a su hijo (1636-1638), Danza de aldeanos (1636-1640), Diana y sus ninfas sorprendidas por sátiros (1638-1640) o Diana y Calisto (1638-1640).

En palabras de su comisario, Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Prado, «vamos a instalar estas obras de manera especial. Vamos a intentar llamar la atención hacia ellas con la intención de demostrar al público contemporáneo, a todos nosotros, de que Rubens es un pintor relevante para nuestras vidas. Su manera de exaltar la vida, la pasión que demuestra hacia todo lo que hace, su manera de entender el comportamiento humano, su manera de conducir la cultura clásica y de darle relevancia son razones para que le prestemos atención, para que pasemos un tiempo en el Prado centrado en su arte, y ofreciendo ese arte al público que venga al Museo».

La muestra perme llamar especialmente la atención sobre la desbordante y singularísima expresión creadora del que fue pintor favorito de Felipe IV hasta su muerte y uno de los grandes genios de la pintura de todos los tiempos.

Portentosa creatividad

Pedro Pablo Rubens fue el artista más admirado de su época en Europa. Su arte emana de una creatividad portentosa, y se caracteriza por su retórica expresiva y sus poderosas formas. Su objetivo era transmitir una visión exaltada de la vida que ayudara a acercarse a un ideal de excelencia humano. Rubens también trabajó como diplomático al servicio de la Monarquía Hispánica y fue un gran conocedor de la cultura clásica, lo cual nos da una medida de la grandeza del personaje.

Por ser natural de los Países Bajos meridionales (la actual Bélgica), Rubens tuvo una fuerte vinculación con la familia real española, que gobernaba la región. La infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, le utilizó como consejero y apoyó su carrera artística. La posterior predilección de de Felipe IV por el artista, al que le encargó decenas de cuadros para decorar sus palacios madrileños, es la razón principal por la que el Museo del Prado conserva la mayor colección de sus obras.

Con motivo de esta exposición, el Museo del Prado presenta un documental dedicado al pintor que se ha venido realizando durante los últimos años en co-producción con el Centro de Estudios Europa Hispánica y con Angular Producciones, bajo la dirección de Miguel Ángel Trujillo.

El Museo del Prado posee la mayor y una de las mejores colecciones de pinturas de Rubens, que procede en su práctica totalidad de la colección real española. Otros conjuntos importantes de su arte se encuentran en el Koninklijk Museum voor Schone Kunsten de Amberes, la National Gallery de Londres, la Alte Pinakothek de Múnich, el Musée du Louvre de París y el Kunsthistorisches Museum de Viena.

 

 

Talento, éxito y cultura

Ningún pintor europeo del siglo XVII aunó como lo hizo Rubens talento artístico, éxito social y económico y un alto nivel cultural. Aunque su actividad se centró en la pintura, también realizó numerosos diseños para estampas, tapices, arquitectura, esculturas y objetos decorativos. Su obra, muy abundante, ofrece gran versatilidad temática, e incluye pinturas de temas mitológicos, religiosos y de historia, retratos y paisajes. Su pintura es gran­­dilocuente, pero también sabe ser delicada, y muestra gran habilidad técnica y sensibilidad hacia los ritmos de la composición y la psicología de los personajes. El éxito que disfrutó Rubens durante su vida se debe tanto a la capacidad de su arte para expresar la nostalgia que sentían sus contemporáneos por la Antigüedad como a su habilidad para ofrecer a sus coetáneos una imagen engrandecida de sí mismos, en un momento en el que los fundamentos de la cultura europea se estaban poniendo en duda.

 

 

Madrid. Rubens. Museo Nacional del Prado.

Del 5 de noviembre de 2010 al 23 de enero de 2011.

Comisario: Alejandro Vergara, jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado.