El maestro del fotoperiodismo español mantuvo en silencio durante 36 años unas imágenes de gran fuerza e impacto, entre las que se encuentran auténticos iconos, como la de los partisanos disparando atrincherados tras un caballo muerto.

La exposición, que viajará posteriormente a París y, posiblemente, a Nueva York, sigue un orden cronológico y está estructurada en cuatro apartados: Elecciones 1936, Guerra Civil. En el frente, Guerra Civil. En la retaguardia y Exilio. Campo de refugiados de Bram (Francia).

Mirada certera

Agustí Centelles. El ojo de la Historia, que abarca desde 1934 a 1940, puede considerarse una síntesis de aquella otra celebrada el pasado año en el madrileño Conde Duque con una amplia retrospectiva que abarcaba toda su vida profesional, desde los años de la República hasta su papel como fotógrafo industrial.

Centelles nació en Valencia en 1909 pero ya en su niñez se instaló en Barcelona, donde falleció en 1985, después de haber descubierto para el mundo, casi una década antes, su magnífico archivo, con más de 9.000 negativos que tuvo que esconder en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, perseguido por la Gestapo.

La mirada certera y el ojo para fijar el momento preciso en una instantánea es algo que a Centelles, considerado por algunos como "El Capa español", le viene de niño por una enfermedad que le confinó en casa durante su infancia, y donde construyó una caja provista de un agujero desde la que enfocaba a sus amigos.

Testigo y combatiente

"Ese ojo fotográfico se une al hecho de que mi padre fue un comprometido republicano y vivió la guerra no sólo como testigo, sino como implicado", apunta Sergi, hijo del fotógrafo, quien comenta cómo el resto de los fotógrafos extranjeros venían y se iban, mientras Centelles permanecía.

Él fue el primer fotógrafo que salió a la calle en Barcelona cuando se produjo el golpe de estado: "Adoraba su profesión, pero además perseguía cambiar la forma de hacer fotografía, en aquel momento muy rígida. Gracias a su pequeña Leica pudo dotar a las instantáneas de movimiento y ligereza".

Los hijos de Centelles desconocían por completo esa parte de la vida de su padre, como combatiente, como exiliado en un campo de concentración y como activista de la Resistencia francesa. Cuando en 1976 se lo trajo a España le cambió la vida. “Se sintió reconocido por sus compañeros y eso le halagaba tanto como el que los jóvenes le considerasen su maestro", añade Sergi, quien entiende que aunque Centelles no vivió la muerte del fotoperiodismo sí lo intuyó y ya entonces pensaba que todo se había prostituido.

Agustí Centelles ha expuesto en grandes museos de todo el mundo. Esta muestra se expondra en junio en el Museo Jeu de Pomme de París, con fotos referidas a su estancia en el campo de refugiados de Bram. Además, viajará al Centre d’Art de Santa Mónica a finales de 2009.   
 
Madrid. Centelles. El ojo de la historia. Galería ANNTA.

Hasta el 21 de febrero.