Alrededor de 300 esculturas, fotografías, dibujos y películas componen esta exhibición, pero destacan entre todas ellas las figurillas y artilugios del Cirque de Calder (1926-1931), un conjunto que no había salido de Nueva York desde la muerte del artista.

Artista transatlántico

La muestra pretende destacar el proceso por el que Calder (1898-1976), ingeniero de formación e hijo de escultores, llegó a París a los 27 años como pintor e ilustrador y en solo siete años se convirtió en uno de los más grandes escultores del siglo XX, rodeado de amigos como Joan Miró, Jean Cocteau, Man Ray, Fernand Léger o Mondrian.

Artista transatlántico, Alexander Calder es muy conocido en Francia gracias a sus grandes móviles que erigen sus antenas de colores en nuestras ciudades y parques. El propósito de la exposición es explorar las fuentes de este "arte de ingeniero", en particular el origen de su primera obra maestra, le Cirque (el Circo). Gracias a las numerosas piezas expuestas, puestas en movimiento mediante películas, documentos de archivo, los visitantes actuales podrán reencontrar la magia de las creaciones animadas del artista y la truculencia de sus retratos de alambre, inspirados par estrellas y artistas de la época. La exposición también destaca el otro momento relevante de la creación de Calder que, en 1930, tras una visita al taller de Mondrian, se orienta definitivamente hacia la abstracción.

Exposición paralela

Paralelamente a la exposición principal, organizada en colaboración con el Whitney Museum of American Art de Nueva York, se ha montado una segunda muestra sobre el mismo tema, Quel Cirque! Une exposition-atelier autour de Calder (¡Qué Circo! Una exposición-taller en torno a Calder), dedicada especialmente a los niños y situada en la Galerie des Enfants.

Las figuras de su Circo Calder, construidas con todo tipo de materiales reciclados -hilo de hierro, madera, metal, tejidos varios, fibras, papeles, cuero, cartones, hilos, tubos de plástico, tapones, botones o clavos-, dieron lugar, en su momento, a verdaderas representaciones circenses, en las que Calder se encargaba de los movimientos y un pintor amigo, Foujita, tocaba el tambor y cambiaba los discos del fonógrafo.

 

París. Alexander Calder. Les années parisiennes, 1926-1933. Centro Pompidou.

Hasta el 20 de julio de 2009.

Comisarios: Brigitte Léal.