Laura (Sthephanie Sigman, una de las sorpresas del filme en un papel lleno de aristas), anhela convertirse en reina de la belleza para escapar de las humildes cartas que le ha repartido el destino. La noche previa al concurso una amiga le propone ir a celebrarlo. Caerán en un antro de gente muy poco recomendable y, sin quererlo, Laura se convertirá en la única testigo de una masacre. Su particular calvario ha comenzado. Así de simple; así de complejo. La belleza, que esgrime como su única arma, va volviéndole la espalda y se convierte en lastre. Laura entrará de lleno en el laberinto de la delincuencia y se verá obligada a ejercer de amante de un capo del narcotráfico.

Inspirada en lo real

Inspirada en un hecho real protagonizado por otra Laura, apellidada Zúñiga y elegida en su día Miss Sinaloa, que acabó siendo pareja del máximo responsable del Cártel de Ciudad Juárez, la cinta que nos ocupa bien pudiera haberse despeñado por la espiral de los tópicos, encerrarse en lo de los buenos-héroes y los malos-malísimos y acabar siendo truculenta carne de televisión. Pero salta la sorpresa y Miss Bala es una apuesta veraz, arriesgada y llena de buen cine.

Tras su estreno en México en septiembre pasado la película ha sido muy aplaudida en los festivales de Cannes y Chicago. En España obtuvo el Premio Horizontes en San Sebastián y fue nominada al Goya a la Mejor Película Iberoamericana. Su repercusión crece.

Crudísima denuncia de una realidad marcada por el narcotráfico, un elemento social que acaba por pudrir todo lo que toca, la ciudad fronteriza de Tijuana (aunque el rodaje tuvo como escenario Aguascalientes, en el centro de México) se convierte en exponente de una situación sin salida. Tremendo pero combatible. Así lo han repetido Diego Luna y Gael Garcia Bernal, productores de la propuesta, y el propio Gerardo Naranjo como director: «Cuéntenle al mundo la verdad de lo que está pasando y habremos emprendido el camino para las soluciones».

Miss Bala lo hace y nosotros nos hacemos eco de su valentía.

 

Miss Bala
Director: Gerardo Naranjo
Intérpretes: Stephanie Sigman, Noe Hernández, Irene Azuela y José Yenque
México / 2011 / 113 minutos