El arte de la policromía

La exposición, que pretende devolver la expectación al arte de la policromía, practicado con auténtica excelencia sobre todo por Francisco Pacheco, maestro de Velázquez y Alonso Cano, que policromó muchas esculturas de Martínez Montañés, estará divida en varias secciones: La búsqueda del realismo, Retratos policromados, Un cadáver en éxtasis: San Francisco, El dolor contemplado, Sala de profundis y Meditación sobre la Crucifixión.

Xavier Bray, comisario de la muestra, ha explicado como los imagineros españoles, al igual que los escultores griegos del período clásico y a diferencia de los artistas del Renacimiento o el barroco italiano como Miguel Ángel o Bernini, policromaban sus esculturas y, además, ha abogado por la unión de los dos medios, escultura y pintura, para mostrar sus estrechas interrelaciones.

Así, los crucifijos y las imágenes de santos que pintó Zurbarán, como el Cristo que se conserva actualmente en el Art Institute de Chicago, "parecen esculturas" por el tratamiento que les dio el artista, ha declarado Bray.

Realismo extraordinario

Algunas de las obras de las que el comisario se siente más orgulloso de que vengan a Londres son la Virgen de la Misericordia, de Zurbarán, procedente del Museo de Bellas Artes de Sevilla, que se contrapondrá a una excelente talla de San Bruno, de Montañés, del mismo Museo, así como la Cabeza de San Juan de Dios, del Museo de Bellas Artes de Granada, y la Cabeza Decapitada de San Juan Bautista, de la Catedral de Sevilla, que por su extraordinario realismo dejará sin duda boquiabiertos a los británicos.

Además, una escultura de San Francisco de Borja (Montañés y Pacheco) meditando con un cráneo en la mano como Hamlet, de la Universidad de Sevilla, podrá compararse con una pintura sobre el mismo tema de Alonso Cano, del Museo de Bellas Artes de la capital andaluza.

Del Museo de Lyon (Francia) vendrá un igualmente extraordinario San Francisco de Zurbarán, que el comisario contrapondrá a una talla de Juan de Mena de la Sacristía de la Catedral de Toledo y a una pintura del mismo santo arrodillado también de Zurbarán que se conserva en Londres.

El célebre cuadro de Velázquez Cristo después de la flagelación contemplado por un alma cristiana, de la National Gallery, podría admirarse junto a dos versiones escultóricas del Ecce Homo, de Gregorio Fernández (Museo Diocesano de Valladolid), si por fin se consigue ese importante préstamo, y Pedro de Mena (Convento de las Descalzas Reales, Madrid).

Objetos de culto diario

Hay obras que no podrán, sin embargo, viajar a Londres porque las iglesias propietarias las consideran "objetos de culto diario". Sin embargo, algunas otras sí podrían hacerlo, como la Inmaculada, de Montañés y Pacheco, perteneciente a la iglesia de la localidad sevillana de El Pedroso y que vendría muy bien exhibirla junto a la Inmaculada de Velázquez que se conserva en la pinacoteca londinense.

El comisario ha mostrado, además, su interés por otras obras de interés para esta exposición, como la Dolorosa, de Pedro de Mena, que se conserva en la Iglesia de la Victoria, de Málaga, y una igualmente impresionante María Magdalena, meditando, del Prado.

Bray confía en poder convencer sobre todo a las autoridades de la Iglesia responsables de las piezas cuya presencia en Londres aún no es segura de la importancia de exhibirlas, no sólo por su extraordinaria importancia artística, sino también por la espiritualidad que transmiten.