Además, el jurado destaca que Zafra propone «una forma de revuelta radical, la de la reapropiación del tiempo y de la cultura como reactivadores del disfrute y del goce intelectual. Desde la belleza de su prosa poética, denuncia, con agudeza, los mecanismos de producción del presente que, desatendiendo lo humano, conducen a una autodisciplina que mata despacio la actividad creativa y que atenta, principalmente, contra la salud de los empleos, con la consiguiente precarización del sector».
Profesora de universidad e investigadora en el Instituto de Filosofía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Zafra orienta su trabajo reflexivo y de investigación al estudio crítico de la cultura contemporánea, el feminismo, la transformación del trabajo creativo y las políticas de la identidad en las redes.
Acreditada como catedrática de universidad en arte y humanidades desde 2019, entre 2002 y 2020 ha sido profesora titular de la Universidad de Sevilla con docencia en asignaturas de arte, innovación e investigación, escritura creativa, estudios de género y cultura digital. Ha sido profesora tutora de antropología social en la Universidad Nacional de Educación a Distancia, profesora asociada en la Universidad Autónoma de Madrid y profesora invitada en numerosos posgrados y seminarios sobre políticas de la mirada, cultura y tecnología en universidades nacionales y extranjeras desde el año 2000.
Sí a transformar
Tiempo atrás, algunos pensadores nos vendieron la idea de un futuro en el que el ocio ocuparía el centro de nuestras vidas mientras las máquinas trabajarían por nosotros y crearían riqueza. Ese futuro utópico no llegó jamás, y a lo que nos enfrentamos es a un presente en el que al hablar del mundo laboral nos vemos abocados a utilizar palabras como hiperproductividad, precariedad, competición, burocracia… Ante este panorama, Zafra se rebela y dice a la vez sí y no. No a la violencia burocrática, a la tristeza administrativa y a la deshumanización tecnológica; al desafecto que se extiende entre los trabajadores cuando su tiempo está ocupado por tareas que nada tienen que ver con su propósito: investigar, enseñar, crear… Sí a transformar esta situación, a liberar el tiempo propio, del que nacerían mejores ideas y mayor compromiso con aquello que hacemos, con la sociedad, los cuidados y el planeta, la atención que requieren la justicia y la ciencia, o el goce de la cultura. Este informe pone al mando el alma y el estómago frente a tecnologías que en nada contribuyen a la emancipación. Frente al hartazgo de un hacer mecánico que engendra desapego, la autora se pregunta: ¿qué está en juego si el trabajo intelectual sigue cediendo a la obediencia?, ¿quiénes perturbarán a las personas para recordarles que son personas?, ¿quiénes intentarán cambiar pesimismo por crítica, resignación por vínculos?
El informe. Trabajo intelectual y tristeza burocrática. Remedios Zafra. Anagrama Argumentos. 208 páginas. 19,90 euros.
Entre sus obras se cuentan El bucle invisible, Frágiles, El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital, Ojos y capital, (h)adas, Un cuarto propio conectado y Netianas. Ha obtenido premios como el Internacional de Ensayo Jovellanos, el Anagrama de Ensayo, el Premio Estado Crítico, el Meridiana de Cultura, El Público a las Letras, el Málaga de Ensayo, el Premio de Investigación de la Cátedra Leonor de Guzmán y el de Ensayo Carmen de Burgos, entre otros.
El Premio Nacional de Ensayo, concedido por el Ministerio de Cultura, está dotado con 30.000 euros. En su pasada edición reconoció a Alfredo González-Ruibal, uniéndose a una amplia lista de galardonados, entre quienes se encuentran Joan-Carles Mèlich, Ramón Andrés, Irene Vallejo, Xosé Manuel Núñez, María Jesús Lama, Gonzalo Pontón o Adela Cortina, entre otros.
Jurado
El jurado ha estado presidido por Jesús González González, subdirector general de Promoción del Libro, la Lectura y las Letras Españolas del Ministerio de Cultura. Como vocales han actuado José María Bermúdez de Castro, propuesto por la Real Academia Española; Marilar Aleixandre, por la Real Academia Galega; Nerea Azurmendi, por la Euskaltzaindia; Josepa Cucó, por el Institut d’Estudis Catalans; Maria Josep Marín, por la Acadèmia Valenciana de la Llengua; Jaime Olmedo, por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas; Pilar Fraile, por la Asociación Colegial de Escritores de España; Emilio Pascual, por la Asociación Española de Críticos Literarios; Fernando González Urbaneja, por la Federación de Asociaciones de Periodistas de España; Rocío Peñalta, por el Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid; Marta Segarra, por el Ministerio de Cultura, y Alfredo González-Ruibal, autor galardonado en la convocatoria anterior.















