Más datos: la obra levanta el telón todos los sábados a las 22.00 h. Ellas cuentan que van ya por la cuarta versión. Y es que desde esa sala pequeña, bueno, mejor digamos acogedora, se escuchan los suspiros de un público que aplaude y agota las localidades cada noche. ¿Hasta cuándo? “En principio hasta el 30 de marzo, pero mientras sigamos llenando seguiremos”, explica Mónica.

Nosotras cuenta una historia simple: la de dos amigas, Jana y Cecilia, que caminan juntas toda su vida, abarcando una línea del tiempo compleja y ambiciosa: pasado, presente y futuro. Agarradas a un imaginario común para una generación, en el que no faltan la Súper Pop y el Canal +, y que no deja al espectador indiferente, cualquiera de nosotros podría ser cualquiera de ellas. Todo depende de la etapa, del día, casi del minuto en el que estemos viviendo.

Ambas protagonistas completan así la dualidad que existe en una misma persona: “No quería que el estar casada o no fuera sinónimo de éxito, por eso ambas están perdidas en su vida y a su manera. Cecilia y Jana viven en un conflicto interno”, explica Miranda, la autora del texto e intérprete de Jana.

Y es que, si bien el espectador parece identificarse más con Jana, ambas se mantienen fieles a su manera y están presentes la una para la otra, viendo desde fuera su historia (y la de su amiga), sirviendo de apoyo cuando faltan las fuerzas y lanzando verdades apabullantes como sólo podrían hacerlo los que más te quieren:

– Cecilia: Te digo esto porque te quiero: estás muy sola.

– Jana: Tú también, Cecilia.

El título engaña, Nosotras no es una obra concebida para el público femenino: “Parece que lo femenino es un género aparte, cuando estamos sometidas a temas masculinos continuamente”, añade Tristana, pieza clave de la compañía y encargada fuera del escenario de la logística de vestuario, escenografía,… en resumen, de que todo funcione.

Sin Corpiño o cómo nace un proyecto

Tristana sigue y lo explica muy bien: “Sin Corpiño es un encuentro de tres personas en el que nos nutrimos mutuamente”. Abiertas a que la compañía se amplíe en la medida en la que todo vaya surgiendo y que sea al mismo tiempo compatible con los proyectos personales que emprenda cada una, las tres cuentan que la compañía es la combinación (más bien imperfecta) de “la Venus de Willendorf dentro de canon del hombre Vitrubio”. No hay medidas perfectas, todo es más bien relativo.

Con una esencia que confiesan de naturaleza “dispersa a multidisciplinar”, pero que se traduce en viva y en constante evolución, esta primera obra no ha sido más que un pistoletazo de salida para seguir explorando: “Tenemos afinidad con lo que nos apetece hacer en este momento”, dice Miranda. En resumen, no se cierran a nada.

A pesar de la naturaleza ‘feminista’ que destapa el nombre de la compañía, no buscan trabajar sólo temas centrados en la mujer. Parten de romper estereotipos y es que Nosotras no es sólo para un público femenino: “Hay muchas cosas comunes que a nivel emoción encajan con los hombres”. De hecho confiesan que Ellos (título aún por definir) ya está gestándose y será el mellizo de Nosotras.

Aunque su camino hasta llegar aquí no ha sido fácil. Licenciadas por la Real Escuela Superior de Arte Dramático (RESAD), Laura, que encarna el personaje de Cecilia, recuerda que “los espectáculos de las salas pequeñas están financiados por los propios artistas”.

Algo que no sorprende tanto como lo que añade Tristana tras un sorbo de té: “Lo bonito de esta profesión es cuando encuentras a personas que siguen siendo libres dentro de la cultura. El peor rasgo de esta profesión en este país es la falta de libertad y de opinión, partiendo de lo más básico y primitivo”.

Este trabajo lo conciben así como algo multidisciplinar, que integra actuación, pero también la escritura y dirección para trasladar ideas al público. Y todo a pesar de un sistema que levanta sólidas barreras de entrada y una corriente común de hacer y pensar las cosas. Es difícil atreverse a salir del circuito. A hacer las cosas de forma diferente. A desmarcarte de los poderosos.

“Tenemos miedo a quedar mal intelectualmente y se crea una esfera de silencio. Es muy bonito cuando este silencio se rompe y encuentras vías alternativas de expresión que tienen acogida entre el público. Eso te va volviendo más libre y te empodera”, sentencia Tristana.

Sin Corpiño es un proyecto abierto a lanzar ideas y luchar contra nuestros propios prejuicios, esos que surgen de lo que hemos aprendido y visto, y que luego se lanzan al mundo esperando aprobación o confrontación, a partes iguales.

Es la mejor metáfora. Quitémonos eso que nos aprisiona, ese corpiño que todos llevamos, bajemos las escaleras para entrar en una sala pequeña de teatro y presenciar lo que está pasando en los escenarios de un Madrid deseoso de ser escuchado, plagado de proyectos frescos como éste que encuentran a base de tesón y sonrisas un espacio para crecer, vivir del arte, romper ese silencio y gritar algo. Ellas tienen algo que decir y merecen ser escuchadas.