Por aquel entonces, la capital francesa intentaba, mientras se reconstruía política, social y económicamente, modernizar la vieja imagen de la École de Paris, que siempre había contado con la contribución de creadores extranjeros para el desarrollo de un discurso moderno.

Esta extensa muestra colectiva da cuenta de la vitalidad y la vivacidad del ambiente artístico en toda su complejidad, presentando las distintas tendencias creativas que surgieron en la ciudad dentro y fuera de la Escuela de París en una época de intensos debates políticos que tenían como telón de fondo la Guerra Fría.

Desde diversos ámbitos artísticos, como la pintura, la escultura, el jazz, la literatura o el cine, los extranjeros hicieron frente a la escalada de tensión y aportaron planteamientos y esperanzas propias al entorno parisino, en un intento de conectar con la tradición de la modernidad internacional sin perder por completo su identidad cultural específica.