De la enorme variedad existente hemos elegido 12 irreemplazables. Pero para que no nos remuerda la conciencia, mencionamos otras 50 que también pueden y deben figurar con todo derecho en el listado del mejor  cine.

Apunten. Disparen sus ojos hacia las imágenes. Revisen la montura y el revólver; cálense el sombrero y piquen espuelas para revisitar el oeste legendario a través de cualquiera de las películas señaladas. Todas merecen la cabalgada.

La diligencia

John Ford (1939)

Como primera gran producción western de la historia, La diligencia supuso el espaldarazo definitivo para un género que a pesar de algunos intentos no acababa de cuajar. Pero John Ford, que con el tiempo nutriría las pantallas  de títulos legendarios, logró instalar las películas de vaqueros en el reconocimiento de crítica y público. La diligencia abrió una senda que llega hasta hoy.

Personajes muy diversos, perfilados de forma memorable, coinciden a bordo de una diligencia en un largo y peligroso viaje a través de Monument Valley. Entre ellos, un fuera de la ley que busca venganza por el asesinato de su padre y su hermano (un desconocido actor nacido como Marion Robert Morrison que con el nombre de John Wayne pasó a convertirse en la imagen del Oeste tiene aquí su primer gran papel hacia el estrellato); una muchacha obligada a abandonar su pueblo (Claire Trevor) en compañía de un médico alcohólico (Thomas Mitchell); un tahúr, (John Carradine), la embarazada mujer de un militar (Louise Platt), además de un banquero y el sheriff local. Ante el ataque de unos indios apaches, las relaciones entre los viajeros serán más que tensas en el interior de un frágil vehículo que corre desenfrenado por el desierto.

Esta fue la primera película que Ford rodó en el mítico y árido escenario bordeado de cerros en la frontera entre Utah y Arizona. Monument Valley, un paisaje que se convertiría en lugar común de muchos filmes del género.

Solo ante el peligro

Fred Zinnemann (1952)

Los relojes juegan papel clave en Solo ante el peligro, la película de Fred Zinnemann que transcurre a lo largo del día en el que en la pequeña población de Hadleyville, el sheriff Will Kane, que interpreta un Gary Cooper que ganó el Óscar por su interpretación, se casa con Amy (Grace Kelly). Los recién desposados, que tienen proyectado abrir un pequeño negocio, suspenden su viaje de novios al conocer que Frank Miller (Ian MacDonald), un temido criminal que Kane había detenido y llevado ante la justicia, ha salido de la cárcel y en compañía de otros tres pistoleros de su banda llegará al pueblo en el tren del mediodía para vengarse.

El tiempo va pasando lentamente, -el tic-tac de los relojes amplía la dimensión del suspense- y el sheriff comprueba como, atrapados por la cobardía, nadie en el pueblo está dispuesto a ayudarle. Tendrá que enfrentarse solo ante el peligro. 

Fred Zinneman y el guionista Carl Foreman, en la última película que pudo firmar en mucho tiempo tras ser incluido en la lista negra del McCarthysmo, trazan una alegoría de la caza de brujas y denuncian cómo una gran parte de la sociedad estadounidense miró hacia otro lado durante demasiado tiempo.

Basado en el relato de John W. Cunningham The tin star, Solo ante el peligro es un ejemplo de cómo pautar el suspense en cine. Ganó los Óscar correspondientes al mejor actor; mejor canción , –High noon, interpretada por Tex Ritter-, y mejores banda sonora y montaje. Una joya en 89 minutos de tensión.

Centauros del desierto

John Ford (1956)

Más Ford. Más sobre el realizador de 15 westerns sonoros sin desperdicio. Y entre ellos, The Searchers, proyectada en España como Centauros del desierto, la película que muchos inscriben entre las 10 mejores de la historia del celuloide, tanto por la dirección y las interpretaciones como por el despliegue técnico y el espectáculo visual de unas imágenes de enorme belleza.   

Y otra vez John Wayne, esta vez como un resentido justiciero cercado por la obsesión y el odio. Ethan, su excepcional personaje, no encuentra redención posible y está abocado a la soledad entre los paisajes del Gran Cañón, más deslumbrantes si cabe gracias a los planos del maestro Ford.

Historia de historias, Centauros del desierto se abre con un plano del desierto captado desde el interior de una casa hacia la que alguien cabalga. Es Ethan Edwards, un soldado confederado que regresa derrotado de la Guerra de Secesión a la casa de su hermano en Texas. Al poco tiempo de su llegada, unos indios comanche asesinan a toda su familia y se llevan secuestrada a su joven sobrina Debbie. Ethan jura vengarse y rescatarla.  Inicia una obsesiva búsqueda que le depara no pocas sorpresas. La persecución se convertirá en un modo de vida a través del que descubrirá su propia y desconocida humanidad.

Una curiosidad muy significativa: Ford dirigió sesenta películas, de las que sólo quince fueron del Oeste. Sin embargo, conminado por el Comité de Actividades Antiamericanas, la penosa Caza de brujas de McCarthy, se definió como: “Soy John Ford. Hago westerns”.

Río Bravo

Howard Hawks (1959)

En distintas ocasiones, Howard Hawks manifestó que no le gustaba la película de Zinnemann Solo ante el peligro aduciendo que el sheriff había mostrado poca entereza al ir suplicando la ayuda de sus vecinos. Discutible o no esta visión, el hecho es que Hawks decidió hacer una nueva versión de la historia. En este caso, el sheriff (John Wayne) encarcela, acusado de asesinato, al hijo de un terrateniente y sabiendo que éste y su familia harán todo lo posible por liberarlo, se encierra en su oficina.

En efecto, el poderoso hermano del detenido sitiará la ciudad, pero el representante de la ley está dispuesto a resistir, aunque solo cuenta con la ayuda de un alcohólico (Dean Martin), un anciano (Walter Brennan), un jovencito inexperto (Ricky Nelson) y una mujer (Angie Dickinson). 

La trama le gustó tanto a Hawks que con no muchas variantes hizo dos remakes también con muy buenos resultados, El Dorado, en 1966, y Río Lobo, en 1970, también con Wayne como protagonista y con Leigh Brackett al frente de los guiones. Pero Río Bravo es una obra maestra.

Trilogía del Dólar

Sergio Leone (1962-1966)

Si antes repetíamos a Ford, ahora lo hacemos con Sergio Leone, el realizador que a través de la llamada Trilogía del Dólar planteó una forma diferente de filmar el Oeste. Una visión nueva que en principio se tildó despectivamente como Spaghetti Western y que el tiempo demostraría que ha dado magníficos ejemplos de cine de altura.

Integran la Trilogía, hoy considerada la mejor sobre el western que se haya rodado nunca, Por un puñado de dólares (1962), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966), películas filmadas en buena parte en las tierras de Almería.

Leone ha sido un maestro a la hora de lograr productos brillantes con presupuestos muy ajustados. Para protagonizar Por un puñado de dólares convenció a un hasta entonces semidesconocido Clint Eastwood, que se encontraba en Europa pasando su luna de miel. La sintonía entre ambos y el éxito comercial de la película motivó que actor y director volvieran a trabajar juntos en La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo (en las que Lee van Cleef construye también personajes memorables) completando una trilogía convertida en todo un clásico que se nutre de la música inolvidable de Morricone.  

Hasta que llegó su hora

Sergio Leone (1968)

Película coral donde las haya, Hasta que llegó su hora se titula en su versión original Érase una vez en el Oeste porque precisamente eso es lo que este filme plantea: una historia con todos los elementos de aquellos territorios en los que se entremezcla la violencia y la venganza, el honor y el deshonor, la maldad y la inocencia y la cobardía, el heroísmo y, en definitiva, la desesperada lucha por la supervivencia. Y todo a lo grande en esta propuesta que a modo de ópera plantea Sergio Leone.

Charles Bronson, Henry Fonda, Jason Robards, Claudia Cardinale y Gabriele Ferzetti dan vida a los personajes que pueblan un pobre y desértico lugar en el que parece que nunca ocurre nada. Brett McBain prepara una fiesta de bienvenida para su reciente esposa, Jill. Cuando esta llega tras un largo viaje desde Nueva Orleans descubre que McBain y sus hijos han sido asesinados por una banda de desalmados. Cuando ella hereda la fortuna del desaparecido y decide quedarse, el mafioso dueño de los ferrocarriles de la zona y responsable de la aniquilación de su familia se convierte, con sus pistoleros lacayos, en su principal enemigo.   

En ese escenario aparecen un extraño individuo que toca una harmónica y busca venganza y un fugitivo al que se señala como responsable de la matanza. Cada uno a su modo se aliarán con Jill.

Un guion firmado nada menos que por Bertolucci, Darío Argento y el propio Leone y una banda sonora excepcional de Ennio Morricone estructuran y dan cuerpo a una película que tiene en la exageración uno de sus grandes aciertos, planos y silencios interminables; primerísimos planos; multitud de recovecos en cada historia. Casi tres horas de duración a la que no le sobra ni una sola secuencia para construir una película imperecedera.  

Grupo salvaje

Sam Peckimpah (1969)

Otro icono. Peckimpah le dio una dimensión al género remarcando la violencia como un elemento natural. Grupo salvaje es su obra más lograda. Dura y descarnada hasta límites no conocidos hasta entonces, retrata a una serie de personajes que habitan un mundo brutal en el que la frontera entre el bien y el mal, el bueno y el malo clásicos del Oeste parece difuminarse. 

Peckinpah se rodea de una serie de actores veteranos como William Holden, Robert Ryan, Ernest Borgnine, Warren Oates, Emilio Fernández o Ben Johnson, que dotan de una áspera credibilidad a la sangre que a cámara lenta chorrea por la pantalla. Cuando se tildó a Peckimpah como “el sangriento Sam”, él razonó que precisamente buscaba que el espectador sintiera rechazo y no comprensión ante la violencia a la que asistía.

Ambientada en torno a 1913, cuando la era del forajido tocaba a su fin, un grupo de viejos asaltadores de bancos actúan en la frontera entre Estados Unidos y México. En uno de esos atracos se ven al tiempo acorralados por unos cazadores de recompensas y por el ejército mexicano.

La violencia, revestida de un lirismo elegíaco admirable, hace de Grupo salvaje y su secuencia final una película imprescindible de un director que cuatro años más tarde lograría, con la ayuda de una banda sonora firmada por Bob Dylan, otra excelencia estética con Pat Garret & Billy The Kid.

Dos hombres y un destino

George Roy Hill (1969)

Paul Newman y Robert Redford protagonizan Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and Sundance Kid). No sabemos cuál de los dos tiene más cara de pillo; de estar de vuelta de casi todo. Pareja mágica que unió para el cine George Roy Hill en un ejercicio que transmite de inmediato la química que volvería a reunir al realizador y a los dos actores en El golpe, la película que arrasaría en los Óscar de 1974.

En Dos hombres y un destino, Newman y Redford dan vida a Butch Cassidy y The Sundance Kid, dos forajidos a los que nadie ha informado de que el libre tiroteo del Oeste de los pistoleros se ha cerrado y ha dado paso a una sociedad más civilizada, con sus leyes y su orden. Los dos, como líderes de un grupo de jóvenes rebeldes, se dedican a asaltar los bancos del Estado de Wyoming y el tren-correo de la Union Pacific. Un día, después de un atraco, el grupo se disuelve. Será entonces cuando Butch, Sundance y una joven maestra de Denver (Katharine Ross) formen un trío de románticos forajidos que, huyendo de la ley, llegan hasta Bolivia.

Arropado por un enorme éxito de público, Dos hombres y un destino tuvo siete nominaciones a los Óscar, de las que logró cuatro estatuillas a mejor guion original, fotografía, canción y banda sonora. Además arrasó en los premios de la Academia de Cine Británica y en los Globo de Oro.

Bailando con lobos

Kevin Costner (1990)

Tras protagonizar como guaperas una serie de películas de muy poco interés, Kevin Costner se guardaba un as en la manga al dirigir y protagonizar Bailando con lobos. Adaptando la novela homónima de Michael Blake, la historia se ambienta en la segunda mitad del siglo XIX.

Tras la Guerra de Secesión (1861-1865) y en plena colonización del Oeste, el teniente de la Unión John J. Dunbar es enviado a un remoto y abandonado  puesto fronterizo. Un territorio inhóspito habitado por pieles rojas. Su soledad lo lleva a entrar en contacto con los sioux dakota. En ese acercamiento conoce a «En pie con el puño en alto», una mujer blanca que fue adoptada por la tribu cuando era niña. Poco a poco, entre Dunbar, al que los indios, que son tratados con una consideración sin precedentes en la pantalla, llaman “Bailando con lobos”, y sus nuevos conocidos se establece una relación de mutua admiración y respeto.

Ganadora de siete Óscar, entre ellos el que se otorga a la mejor película (el primer western que lo ganaba desde 1931) y a la mejor dirección, Bailando con lobos revitalizó el género en los 90. Tras unos años de bajón, el cine del Oeste recobró fuerzas.  

Sin perdón

Clint Eastwood (1992)

Sin perdón. La otra cara de la moneda. Clint Eastwood filma una propuesta que revisa la mitología del viejo Oeste. Una perspectiva a la que él había contribuido como actor a través de títulos legendarios, entre ellos los ya mencionados de la Trilogía del dólar.

En la población de Big Whiskey, una prostituta es desfigurada por un vaquero. Indignadas ante la falta de auxilio de las autoridades, las compañeras de la agredida contratan a un viejo pistolero retirado, William Will Munny, al que interpreta el propio Eastwood, ahora  un honrado granjero tras una vida de crímenes y fechorías. Las dificultades económicas le obligan a aceptar el encargo para poder mantener a los dos hijos a su cargo tras haber enviudado recientemente. En ese envite, pronto se reencontrará con un viejo colega de andanzas, Ned Logan (Morgan Freeman). Juntos partirán en busca de los responsables de la agresión.

El potente guion de David Webb Peoples y el pulso que el director muestra para filmar esta epopeya crepuscular nos acercan a un Oeste decadente y amargo en el que también hay lugar para el humanismo y la épica. Sin perdón fue merecedora de cuatro Óscar.

Valor de ley

Joel y Ethan Coen (2010)

En 1969, Henry Hathaway firmó Valor de ley, un clásico y violento western basado en la novela de Charles Portis que le valió a John Wayne el único Óscar de toda su carrera. Cuarenta y un años más tarde, los hermanos Coen, que ya habían flirteado con el género en 2007 con No es país para viejos, en la que Javier Bardem lograba una soberbia interpretación,  hacían un remake y mejoraban el resultado de Hathaway.

El Valor de ley de los Coen tiene a Jeff Bridges como protagonista, bien secundado por Matt Damon, Josh Brolin y, muy especialmente, por la adolescente Hailee Steinfeld.

Se trata de una historia de venganza, en la que un mercenario y justiciero cazarrecompensas, bebedor de gatillo fácil, es contratado por una niña para que encuentre y elimine al asesino de su padre. Los Coen revisten el relato del dramatismo y la épica que el tema pide a gritos y logran que este nuevo Valor de ley se transforme en un viaje al mítico corazón del Oeste. Uno de los grandes westerns contemporáneos.

Django desencadenado

Quentin Tarantino (2012)

Quentin Tarantino recoge el testigo de Sergio Leone para levantar un cine del Oeste con claros tintes del Spaghetti western. Así ha sido en Los odiosos ocho (2015) y, sobre todo, en la magnífica Django desencadenado.

Todo es excesivo y al tiempo nada o casi nada sobra en esta historia ambientada en uno de los estados sureños de Estados Unidos en los años previos a la Guerra de Secesión. Entre las cuestiones que dividen profundamente a la sociedad de aquel tiempo no es tema menor el de quienes defienden la abolición de la esclavitud y quienes se aferran a seguir siendo dueños de otros seres humanos. En ese ambiente, Django (Jamie Fox) esclavo de raza negra, es separado de su esposa Bromhilda (Kerry Washington). Desde ese momento su reto y mayor esperanza en la vida es poder ser libre para poder ir en su busca y volver a estar juntos.

Django está en manos de Calvin Candie (Leonardo DiCaprio), un proxeneta y cruel esclavista que fomentando un ambiente de absoluta degradación, no solo prostituye a sus esclavos sino que, habiendo establecido un inmoral juego de apuestas, les obliga a luchar entre sí a vida o muerte. Cuando toda esperanza parece perdida, Django atisba una oportunidad cuando el Dr. King Schultz, un médico alemán reconvertido en cazarrecompensas, lo tome bajo su protección con la intención de que le ayude a localizar a dos de los asesinos más buscados de la región. Entre ambos la conexión será total y pronto forman un dúo de justicieros que, tras resolver otros asuntos, se marcan como meta vengarse del depravado Calvin y su séquito de impresentables.

Ya es casi un tópico hablar de “puro Tarantino” cuando la pantalla se inunda de una violencia en la que no están ausentes la ironía, el cinismo y el humor. Estamos ante un soberbio ejemplo. Es decir, otra muestra más del personalísimo cine que desprenden las cámaras del realizador de Tennessee.

Los hermanos Sisters

Jacques Audiard (2018)

El tiempo y las modas no detienen el cine del Oeste. En 2018, el realizador francés Jacques Audiard adaptó Los hermanos Sisters, la excelente novela del canadiense Patrick deWitt, para dejarnos ante una magnífica película que, al igual que sucede con la obra literaria, subvierte el género aportando un novedoso y emocionante tono en el que confluye la nostalgia, la violencia y un humor lleno de inteligencia. 

1851. En plena fiebre del oro, Charlie y Eli Sisters viven en Oregon City, en un mundo salvaje y hostil. Se ganan la vida como mercenarios. Indistintamente tienen sus manos manchadas de la sangre de criminales e inocentes. Mientras les paguen no les importa a quien hay que cargarse. Charlie (Joaquin Phoenix), el hermano pequeño, nació para matar. Eli (John C. Reilly), pese a las apariencias, tiene un corazón que le pide nobleza y sueña con llevar una vida normal. Ambos son contratados por el Comodoro, un mafioso aspirante a político, que quiere eliminar a Hermann Kermit Warm (Riz Ahmed), un buscador de oro excéntrico y, a su modo, sabio. 

De Oregón a Sacramento, en California, transcurre una persecución despiadada. Un viaje en el que se dan cita vagabundos, locos, aventureros, putas… Ellos a lo suyo, a matar a alguien a quien no conocen ni saben por qué tienen que eliminar. Un viaje que, además, pondrá a prueba el demencial y cambiante vínculo entre los hermanos.

La belleza de las imágenes. El trabajado encaje de los diálogos. La música de Alexandre Desplat y las interpretaciones de Joaquin Phoenix, John C. Reilly, Jake Gyllenhaal, Riz Ahmed, Rebecca Root y Jóhannes Haukur Jóhannesson hacen de Los Hermanos Sisters un western que resiste duelo con los mejores de la historia.

Y además (50 sugerencias)

El hombre que mató a Liberty Valance; Raíces profundas; Murieron con las botas puestas; Horizones lejanos; Veracruz; Río Rojo; El tren de las 3:10; Horizontes de grandeza; El bueno, el feo y el malo; Silverado; Comanchería; La puerta del cielo; Pat Garrett & Billy the kid; Los siete magníficos; Le llamaban Trinidad; Tombstone (La leyenda de Wyatt Earp); Pequeño gran hombre; ¡Viva Zapata!; Las aventuras de Jeremiah Johnson ; Duelo en la alta sierra; Apaloosa; El hombre de Laramie; Río sin retorno; Open range;  Los vividores; Dos cabalgan juntos; Raíces profundas; Johnny Guitar; Forajidos de leyenda; Winchester 73; En nombre de la ley; La ira de Dios; El Dorado; La balada de Cable Hogue; Un hombre llamado Caballo; Colorado Jim; La conquista del Oeste; El hombre de las pistolas de oro; Murieron con las botas puestas; Fort Apache; El jinete pálido; Cimarrón; La batalla de las colinas del whisky; Río Lobo; El renacido; Caravana de mujeres; El valle de la violencia; Duelo de titanes; El juez de la horca; El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford…

Lo dicho. Ajusten montura y revólver. ¡Qué ustedes disparen bien!