Tras Jackie, dedicada a Jacqueline, la que fuera esposa del presidente Kennedy y de Onassis, y Spencer, centrada en Lady Di, el realizador chileno cierra su trilogía de mujeres icónicas del pasado siglo trazando, también en esta ocasión, personales retratos de sus biografiadas en los que escarba con respeto en vivencias y emociones que marcaron sus vidas. Al hacerlo, conduce al espectador por viajes íntimos, clarividentes, hacia esas mujeres que desafiaron expectativas e hicieron época.
En su actual y sólida entrega lo hace valiéndose de la más que convincente actuación de Angelina Jolie (Los Ángeles, 1975) que despliega un papel en el que logra transmitir no solo la veracidad física del personaje, sino y acaso en mayor medida, el espíritu y la intensidad emocional de una mujer fuerte y, al tiempo, extremadamente vulnerable.
A la Callas ya le habían puesto cara en otros largometrajes Jane Seymour en Onassis: el hombre más rico del mundo (1988), Fanny Ardant en Callas forever (2002) o Paz Vega en Grace de Mónaco, dirigida en 2014 por Olivier Dahan.
Pero Jolie se funde con su personaje en la película que ahora se estrena. Para desplegar esa versatilidad –la actriz incluso canta emulando a la soprano–, han sido precisos largos meses de entrenamientos varios: «El director, al que admiro y conozco hace muchos años, esperaba de mí que trabajase muy, muy duro. Fui a clases de canto durante seis o siete meses antes de que él me pidiese que cantase de verdad, asistí a clases de italiano, me esforcé en entender y estudiar la ópera, en sumergirme completamente en el personaje y trabajarlo con mucha intensidad. Pero fue mucho más que eso, tenía que entender a María Callas y ser capaz de interpretar al personaje. La música era su vida. Su relación con su voz y su cuerpo, su habilidad para cantar, su presencia en el escenario y su comunicación con el público eran su vida. Y también fueron la clave para mí misma».
En el París de los años 70 y con la cámara instalada en la lujosa vivienda de la legendaria soprano, la película sigue sus pasos, su casi reclusión acompañada de un mayordomo y una criada que trascienden sus funciones de servicio para convertirse en cómplices, irrenunciables y entregados confidentes. En esos, sus respectivos papeles, brillan Pierfrancesco Favino y Alba Rohrwacher aportando una conmovedora verosimilitud.
Ambos asisten al tiempo final de una mujer que, mientras va perdiendo la voz, lucha con sus inseguridades e hipocondrías. También con la nostalgia y con el recuerdo de tormentosas relaciones, como la que mantuvo con Aristóteles Onassis. Pero, fuera, el mundo sigue venerándola como “La Divina”, una de las más prodigiosas sopranos de la historia.
Como apunta el propio Larraín en la entrevista que completa esta información: «María Callas estuvo cantando toda su vida para el público, para otros. Y su vida personal estaba siempre conectada con sus relaciones. Siempre estaba intentando complacer a alguien, a una relación, a un familiar o a una amistad. Y ahora, en esta película, en el final de su vida, decide hacerlo para sí misma. Va a intentar cantar para sí misma. Por lo cual, esta película es sobre alguien que está buscando su propia voz e intenta entender su identidad. Una celebración de su vida».

María Callas
Dirección: Pablo Larraín
Guion: Steven Knight
Intérpretes: Angelina Jolie, Pierfrancesco Favino, Alba Rohrwacher, Haluk Bilginer, Kodi Smit-McPhee, Valeria Golino, Vincent Macaigne
Fotografía: Edward Lachman
Montaje: Sofía Subercaseaux
Italia, Alemania, Chile, EE.UU / 2024 / 124 minutos
Diamond Films















