Golda, de hierro pero humana

Thriller a contrarreloj –una cuenta atrás que concluiría con el estallido de la contienda– la película dirigida por el israelí Guy Nattiv narra los acontecimientos, las responsabilidades y las controvertidas decisiones a las que tuvo que enfrentarse Meir, que por entonces había cumplido 74 años, en los momentos previos y muy especialmente a lo largo de una contienda que duró 19 días y que, como consecuencia directa de lo que sucedía en los despachos y en el propio campo de batalla, acabaría condicionando el destino de millones de vidas.

Golda, la película que a unos convencerá más que a otros, pues algunos de sus postulados son discutibles, dirige una mirada sobre la historia de Israel y, al tiempo, traza el íntimo retrato de una mujer a la que por su fuerte y decidido liderazgo, y antes que a Thatcher, se la denominó «Dama de Hierro».

De hierro, sí, pero humana, como demostró a lo largo de una existencia marcada por la pobreza de su primera infancia en su Kiev natal, hasta convertirse en una de las personalidades más destacadas de la política israelí del siglo XX. Primera y única mujer hasta la fecha en ocupar el cargo de primera ministra en su país. Aquella que hace ahora cincuenta años y en circunstancias muy complicadas tomó decisiones de altísimo riesgo. Aquella que, llevando en secreto su lucha contra el cáncer, a lo largo de cinco décadas dedicó su vida a concretar un sueño: el Estado de Israel.

Dirigida por el ganador del Óscar Guy Nattiv (por el cortometraje Skin), protagoniza Golda la actriz británica Helen Mirren, ganadora de un Óscar, tres Globos de Oro y dos Premios Bafta, a la que acompañan Camille Cottin en el papel de Lou Kaddar, asistente personal de Mier; Liev Schreiber, como Henry Kissinger, secretario de Estado de EE.UU.; Rami Heuberger, que interpreta al ministro de Defensa de Meir, Moshe Dayan, y Lior Ashkenzi como el jefe del Estado Mayor David Elazar.

Coincide el estreno de Golda con la publicación en español de Golda Meir. Mi vida (Nagrela editores), el sentido relato autobiográfico de quien en las líneas finales de su libro transmite la esperanzada visión del futuro de su pueblo: «Un Estado judío en el cual seguirán asentándose judíos procedentes de todo el mundo. Un Israel resuelto a colaborar con sus vecinos en favor de todos los habitantes de la región. Un Israel que siga siendo una floreciente democracia y una sociedad basada en la justicia social y en la igualdad».