“Como no solicité permisos oficiales —que, de todos modos, no me habrían concedido—, tuve que recurrir a los mismos métodos clandestinos que en películas anteriores. Justo antes de terminar el rodaje, aparecieron unos agentes vestidos de paisano que exigieron todo el material. Me negué. Siguieron presionándonos, amenazando con arrestar al equipo y detener la producción. Al final desistieron. Hicimos una pausa en el rodaje durante un tiempo; luego lo retomamos”, comenta el cineasta sobre una cinta rodada en Teherán y sus alrededores, que fluye sin altibajos pese a las dificultades.

Un simple accidente comienza con eso: el accidente fortuito que sufre un individuo que conduce un coche en el que también viajan su mujer y su pequeña hija. Lo que empieza como un simple percance desencadena una serie de situaciones sin retorno, como consecuencia de que el accidentado cree reconocer a uno de los guardias que lo torturaron cuando estuvo en prisión.

Al referirse al origen de su nueva propuesta, filmada tras salir de la cárcel en la que estuvo recluido entre julio de 2022 y febrero de 2023, Panahi recuerda: “La idea inicial surgió rápidamente. Me pregunté qué pasaría si una de las personas que había conocido en prisión fuera liberada y se encontrara cara a cara con alguien que la había torturado y humillado. Esa pregunta desencadenó un proceso de escritura con dos amigos guionistas, Nader Saeivar y Shadmehr Rastin. Empezamos a esbozar posibles desarrollos, pero pronto me di cuenta de que lo más importante era la autenticidad de las historias sobre la vida en prisión y las distintas formas de contarlas. Involucré a alguien que había pasado mucho tiempo en la cárcel, y que lamentablemente ha vuelto a estar allí: Mehdi Mahmoudian. Él ayudó con los diálogos, basándose en lo que realmente ocurre cuando te detienen y en cómo las personas lo relatan de manera diferente una vez fuera”.

“Desde el principio, mis películas han tratado sobre lo que ocurre en la sociedad y en mi entorno inmediato. Así que, naturalmente, pasar siete meses en el contexto muy específico de una prisión tenía que encontrar su camino hacia mi cine. Cuando me arrestaron por primera vez en 2010, mi interrogador me preguntó: ‘¿Por qué haces este tipo de películas?’. Le respondí que mis películas se basan en lo que yo estoy viviendo (…). Eso es exactamente lo que ocurrió en Taxi Teherán, especialmente en la conversación con la abogada Nasrin Sotoudeh. Pero la segunda experiencia carcelaria dejó una huella aún más profunda. Cuando salí, sentí la necesidad de hacer una película para las personas que había conocido entre rejas. Les debía esa película. Aunque hablo desde una experiencia personal, conecta con lo que ocurría en la sociedad iraní de manera más amplia, especialmente con la revolución ‘Mujer, Vida, Libertad’, que comenzó en otoño de 2022”.


Director, guionista y montador, Jafar Panahi (Mianeh, Irán, 1960) se ha erigido en una de las voces más influyentes del movimiento de la Nueva Ola iraní. Tras estudiar en la Universidad de Radiodifusión de Irán y realizar cortometrajes, documentales y películas para televisión, trabajó como asistente de Abbas Kiarostami en A través de los olivos (1994).

Su debut en el largometraje, El globo blanco (1995), coescrito con Kiarostami, se estrenó en la Quincena de Realizadores de Cannes y obtuvo la Cámara de Oro, marcando el inicio de una trayectoria internacional reconocida por su mirada humanista hacia la vida en Irán, en especial la de mujeres, niños y trabajadores. Le siguieron El espejo, Leopardo de Oro en Locarno; El círculo, León de Oro en Venecia —prohibida en Irán por su retrato de la condición femenina—, y Sangre y oro, premiada en Un Certain Regard de Cannes e igualmente censurada en su país. En 2006, Offside le valió el Oso de Plata en la Berlinale, narrando el desafío de jóvenes mujeres que querían asistir a un partido de fútbol.

“He entrado en una nueva etapa como cineasta. Desde mi primera película, El globo blanco, hasta Offside, me concentré en mis asuntos como director. Había presiones en el entorno, por supuesto, pero podía centrarme en encontrar soluciones a los problemas cinematográficos. Después de mi primer arresto en 2010, cuando se me prohibió viajar o hacer películas, mi enfoque se desplazó hacia mis propias circunstancias. Antes, mi cámara estaba dirigida hacia afuera, pero desde entonces se volvió hacia adentro, hacia lo que yo estaba viviendo —como puede verse en las películas que hice, desde Esto no es una película hasta Los osos no existen—. Ahora que esas restricciones, en parte, se han levantado, he sentido la necesidad de volver a mirar hacia afuera, solo que de forma distinta esta vez, marcada por todo lo que he vivido, incluyendo mi segunda condena de prisión. Así que la cámara vuelve a enfocar hacia el exterior, pero con un punto de vista diferente al anterior”.

Su carrera se ha visto marcada por los continuos enfrentamientos con el régimen. Arrestado en 2009 y nuevamente en 2010, fue condenado a seis años de prisión y se le prohibió dirigir, escribir o conceder entrevistas durante veinte. Pese a ello, Panahi halló formas clandestinas de continuar filmando. Esto no es una película, un diario filmado en su apartamento, llegó a Cannes escondido en un pendrive dentro de una tarta. Más tarde, Closed Curtain, codirigida con Kambuzia Partovi, ganó el Oso de Plata al mejor guion en Berlín. Con Taxi Teherán, filmada con una sola cámara por él mismo transitando las calles de su ciudad, logró el Oso de Oro y el FIPRESCI en Berlín, alcanzando un impacto cultural sin precedentes dentro y fuera de Irán.

En 2018 presentó Tres caras en Cannes, donde ganó el galardón al mejor guion, y en 2022 recibió el Gran Premio Especial del Jurado en Venecia por Los osos no existen, un premio que no pudo recoger, pues en aquel tiempo cumplía condena en prisión. Liberado en 2023 tras una huelga de hambre, Panahi regresó en 2025 a la competición de Cannes con la película que ahora presenta.

Al lograr la Palma de Oro, el cineasta iraní se suma a la escasa élite de autores que han conquistado los máximos galardones de los tres grandes festivales europeos (Venecia, Berlín y Cannes). Su obra, entre la poesía y el desafío, se entrelaza con su propia biografía como motor de películas profundamente humanistas. Su cine sigue siendo un referente internacional del poder del arte frente a la censura y la opresión.

Como acto de liberación creativa, Un simple accidente vuelve a evidenciar la capacidad del cine independiente como camino de reflexión y denuncia. No se la pierdan.

Un simple accidente

Guion y dirección: Jafar Panahi

Intérpretes: Vahid Mobasseri, Maryam Afshari, Ebrahim Azizi, Hadis Pakbaten y Majid Panahi

Fotografía: Amin Jafari

Sonido: Abdoreza Heidari

Montaje: Amir Etminan

Arte: Panah Panahi

Irán, Francia, Luxemburgo / 2025 / 105 minutos

Distribución: La Aventura