Allen es Allen, siempre Allen. Aquí está su largometraje número 45. La séptima de sus entregas recientes que tiene como escenario Europa. Tras pasar, con desigual resultado, por el Reino Unido (Match Point, Scoop, El sueño de Cassandra y Conocerás al hombre de tus sueños); España (Vicky Cristina Barcelona) y Francia (Midnight in Paris), nos embarca ahora en un personalísimo paseo por Roma.

Sueño cumplido

Dice el propio Allen que cumple un sueño largamente esperado. «Amo a Roma. Es una obra de arte en sí misma. De igual forma que se puede amar a tres o cuatro mujeres a la vez, yo amo a varias ciudades. Es lo mismo. Salvo que amar a una ciudad es mucho menos complicado que hacerlo con alguien de carne, hueso y cerebro».

Allen es Allen y sin cortarse lo más mínimo traza una especie de visita cultural montándonos en su cámara. A modo de uno de esos autobuses descapotables en donde vemos a los turistas (esforzado y sumiso oficio) achicharrarse al sol del verano o aterirse cuando la meteorología se enfría, cruzamos de su mano la Plaza de Venecia, la de España y la del Pueblo, el Trastevere y, entre otras postales, las piedras de Sant´Angelo.

Es evidente que A Roma con amor es más y de hecho, aunque estemos convencidos de no haber asistido a su mejor cine, descendemos del autobús satisfechos.

Seis situaciones

Estructurada en episodios, la película engarza seis situaciones sobre las que gravitan algunos mensajes en torno a la fidelidad, la fama y la felicidad:

Ahí está, ¡of course!, el chico conoce chica. La joven turista que de paseo por la ciudad descubre al hombre de sus sueños y arranca el lío.

Y la madura pareja estadounidense, –encarnando con convicción el propio Allen a un hipocondríaco y egocéntrico músico– que acude a la capital de Italia a conocer al prometido de su hija.

O la prostituta (bien Penélope Cruz que crece como actriz en cada nuevo envite) que, por error, se cuela en la habitación de un casado en apuros estableciéndose un juego de identidades falsas.

Y no podía faltar, todo tan Allen, la casada seducida, el cruce de parejas, o el hombre insignificante que, sin saber cómo, se despierta famoso…

Lo dicho, perfume Allen por todas partes y, (lo dicho también), aunque no estemos ante el gran cine que ha salido en no pocas ocasiones de su cámara, conviene no perderse ese autobús y, asumiendo soles que derriten o nieves que petrifican, mirar, mirar… dejarse guiar por esa mano maestra.

A Roma con amor

Dirección: Woody Allen

Intérpretes: Alec Baldwin, Roberto Benigni, Judy Davis, Penélope Cruz, Ellen Page y Jesse Eisenberg

2012 / EE.UU., Italia y España / 112 minutos