En los fotogramas que dan paso a los títulos de crédito que cierran la película conocemos a los verdaderos protagonistas de esta conmovedora historia. Vemos los rostros reales de Hibat y Fereshteh, los padres del actor y humorista asentado en Francia que en la cinta da vida a su progenitor.

En la hora y media previa el espectador ha asistido a la conmovedora epopeya de una joven pareja a la que las circunstancias obligan a abandonar su país, el Irán de los años 70, para buscar horizontes menos traumáticos. París será el destino final. La ciudad que los acogió tras un rosario de avatares en su lugar de origen, entre los que se inscriben, por manifestarse en contra del régimen dictatorial del Sha, torturas y encarcelamientos.

Comercialmente el filme se promociona como “una comedia sobre la libertad, el amor y la familia”. Siendo cierto lo que se dice, esas palabras no concretan ni mucho menos lo que la película alberga. En un tono que busca con premeditación el alivio del humor, se abordan temas de una insoslayable dureza y eso, la combinación de drama y humor, equilibra más si cabe un magnífico producto cinematográfico. Una espléndida porción de vida.

La primera parte de la historia discurre en tiempos del último Sha, una época en la que el padre es duramente represaliado y sometido a torturas y cárcel. El panorama está salpicado de gags y escenas que suavizan el drama.

La parte central del filme coincide con el final del encierro, ya en la época de Jomeini. La situación política no mejora y ellos prosiguen su lucha clandestina para concluir en la huida hacia un mundo menos hostil. Esa fuga aporta escenas memorables.

El bloque que cierra la película, que posiblemente es el tramo menos logrado, discurre en París en donde los padres han logrado instalarse y donde siguen socialmente comprometidos realizando su labor en un barrio marginal.

Mucha vida, pues, en este O los tres o ninguno que ha sobrepasado con mucho en Francia los 600.000 espectadores pero, como queda dicho al inicio de este comentario, corre el riesgo en España de pasar como una comedieta más, algo que sería muy injusto.