La película se estrenó en aquel país coincidiendo con el juicio a los responsables de los dramáticos hechos que se cuentan. Algo que, en opinión de su director, “evidencia que se está avanzando. La realidad refleja que los tiempos han cambiado y que por fin se ha roto la ley del silencio. La institución ya no puede seguir barriendo sus escándalos bajo la alfombra. Es demasiado tarde”.

Sin embargo, y pese a la sentencia que condenó, entre otros, al cardenal de Lyon Philippe Barbarin por su inacción ante la gravedad de lo sucedido entonces, lo que le forzó a dimitir, el Vaticano se negó a aceptar su renuncia.

Testimonios

Alexandre vive en Lyon con su esposa e hijos. Por casualidad se entera de que el sacerdote que abusó de él cuando era un boyscout sigue trabajando con niños. Se lanza a un combate al que no tardan en unirse François y Emmanuel, otras víctimas del cura, con el fin de “liberarse” de sus sufrimientos a través de la palabra. Pero las repercusiones y consecuencias de sus testimonios no dejarán a nadie indemne.

Con la claridad y sensibilidad comunes en su forma de hacer cine, Ozon cuenta la historia desde el punto de vista de las víctimas para indagar cómo vivieron su trauma, cómo se liberaron a través de la palabra y cuáles fueron las repercusiones familiares y sociales. Un largometraje que muestra nuevamente la indiscutible relevancia de Ozon en el panorama cinematográfico actual, tanto por su prolífica carrera como su talento a la hora de saltar, siempre con calidad, de género en género.

El trío protagonista de la película lo forman los actores franceses Melvil Poupaud, Denis Ménochet y Swann Arlaud, que encarnan a tres de los personajes reales que fundaron la asociación; Alexandre, François y Pierre Emmanuel, los “héroes”, así los califica él, que inspiraron al realizador.

En secreto

Cuando el jurado de Berlín otorgó a Gracias a Dios el Oso de Plata Gran Premio del Jurado, Ozon mostró su alegría “por el reconocimiento a un tema que significa mucho para mí, la protección de la infancia, y también por una película que rompe el silencio de los abusos sexuales en una institución muy poderosa”.

Dato significativo es que la película tuviera que rodarse en secreto: “Nunca publicito de qué va el rodaje, pero en este caso tuve que hacerlo porque filmábamos en Lyon una tema que implicaba al cardenal Barbarín, que tiene una gran influencia sociopolítica. Supe enseguida que si se conocía el tema no nos darían los permisos necesarios para rodar sobre el terreno”.

Ahora, ahí está en pantalla una propuesta que provocará el rechazo en muchos y dolerá a todos. Una vez más Ozon no se corta. Su película, necesaria y esclarecedora, deja en el aire una exclamación: ¡Si Dios levantara la cabeza!

Gracias a Dios

Dirección y guion: François Ozon
Intérpretes: Melvil Poupaud, Denis Ménochet, Swan Arlaud, Éric Caravaca, Josiane Balasko
Fotografía: Manu Dacosse
Música: Evgueni Galperine, Sacha Galperine
Montaje: Laure Gardette
Francia / 2019 / 137 minutos
Distribuidora: Golem