Flos Mariae – «Amén» (2014)
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Flos Mariae – «Amén» (2014)

El 28 de diciembre, día de los Santos inocentes, se recuerda el momento en que Herodes ordenó asesinar a los niños menores de 2 años nacidos en Belén, buscando así matar al posible nuevo «Rey de Israel», Jesús. La web 28dediciembrediadelnoalaborto.com aprovecha la fecha para lanzar un mensaje provida. El responsable de la página es Javier Bellido, padre de 16 hijos, de los cuales 7 hermanas forman Flos Mariae, uno de los fenómenos más alucinatorios de la historia de Internet.

 

Muchos de los que vieron en su momento el videoclip «Amén» (2014) pensaron que era una broma y/o una estrategia de marketing. No era posible esa estética, esa letra, esa historia detrás. Pero lejos de destaparse como un fake, declararon: «Es nuestra realidad, quizás es distinta a otras realidades, pero es igual de real». Desde entonces la familia Bellido-Durán no ha concedido entrevistas y han ampliado su repertorio y sus servicios, desde una red de solteros católicos, pasando por una marca de ropa, hasta coaching espiritual. Para añadir más capas de opacidad al proyecto, la música de Flos Mariae ha virado hacia territorios imprevistos como la electrónica experimental («Pesadilla Mecánica») o el K-pop («Saranghae Forever»). Piezas que recuerdan a la vaporwave y que están más cerca de James Ferraro que de Leticia Sabater. 

 

Define la década porque «Amén» atrajo a millones de espectadores fascinados por una familia de vestidos imposibles, de problemas de dicción y de postproducción audiovisual de vergüenza ajena. Pero «Amén» sólo era la punta del iceberg. Los Bellido-Durán parecen parte de una performance de net-art; una compleja obra multicanal y multidisciplinar. Llámalo feismo, datadadá, post-humor; incluso post-ironía o post-verdad. Puede que la mayoría del público se esté riendo de ellas, pero puede que también ellas se estén riendo del público. Lo que es cierto es que Flos Mariae están en sintonía con un 2010s de verdades a medias, de realidades sesgadas por las redes. Un milagro alucinante del que nunca sabremos si es divino o humano, si es que fuera o fuese diferente.

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