Ahora, una retrospectiva en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid recorre hasta el 20 de mayo toda su producción artística a través de 140 obras realizadas a lo largo de más de tres décadas, incluyendo pintura, escultura, fotografía, instalaciones, dibujo y obra gráfica.

Lenguaje desbordante

Blasco combina materiales extraordinariamente diversos, logrando transgredir con naturalidad las fronteras entre pintura y escultura. Sus instalaciones pueden surgir de la superficie del cuadro para invadir el espacio, o a la inversa, como si se empeñasen en regresar al interior del lienzo.

La artista utiliza recursos llenos de un lenguaje desbordante y de aspecto anárquico donde el humor juega un papel determinante, aunque afirma: «Sinceramente, no me había dado cuenta de que tenía tanto sentido del humor hasta que vi que hacía gracia. La mayoría de las veces ponía el título que veía que necesitaba y de la contradición surgía el chiste».

Radicalmente crítica

Pero su apariencia lúdica y desenfadada esconde, en muchos casos, una actitud radicalmente crítica, tanto hacia comportamientos, tópicos y prejuicios del ámbito privado, como respecto a la realidad y las formas sociales: «A las mujeres no nos han hecho caso nunca, ni en arte ni en nada. Eso ya no existe, no va a poder ser más. A las mujeres de mi edad no nos va a dar tiempo a ver la igualdad real, se ha avanzado mucho pero nada para lo que necesitamos».

 

Al margen de corrientes

Elena Blasco realizó su primera exposición en 1976, una década en la que convivían las experiencias conceptuales y las actitudes políticas, junto a la denominada ‘nueva figuración madrileña’ que reivindicaba un retorno a la pintura y a su potencialidad expresiva y conceptual. Sin embargo, su obra camina al margen de estas corrientes, como también lo haría, en los años 80, respecto a las influencias neo-expresionistas que recorrieron la pintura de aquellos años.

La no pertenencia a grupos o estilos determinados que mantiene a la artista madrileña, en cierto modo, al margen, corrió a su favor en los años noventa, caracterizados por criterios más abiertos y eclécticos. Es entonces cuando su obra comienza a ser más apreciada, entrando a formar parte de importantes colecciones privadas y públicas de arte contemporáneo, y siendo reivindicada hasta hoy por artistas mucho más jóvenes con quienes a menudo se la identifica.

 

Madrid. Millones y abundantes razones. Sala Comunidad de Madrid-Alcalá 31.

Del 29 de marzo al 20 de mayo de 2012.

Comisaria: Alicia Murría.