Esta exposición, a diferencia de muchas otras, no es enteramente de Herrera. Es su trabajo, un trabajo recopilado en los últimos años, que tiene mucho de él mismo, pero que es también una llamada al espectador, una ofrenda de comunicación más allá de fechas y fronteras. Cada visitante experimenta una exposición diferente, percibe las fotografías de un modo personal a la vez que común, y esto es precisamente lo que persigue el artista, invitar a una búsqueda interior, que pueda llegar al mismo tiempo a todo aquel que quiera contemplar el resultado.

Las fotografías se pueden contemplar en la Escuela de Arte Cruz Novillo de Cuenca, expuestas en dos proyectores y con un espacio acústico diseñado por el artista. Aparte, se pueden visitar algunas otras impresas en la cercana Fundación Antonio Saura, donde una segunda muestra, compañera de la instalación, ha sido montada.

¿Por qué un ambiente tan concreto para la exposición?

Creo que es importante ver las fotografías de este modo. El espacio, la ambientación acústica y el recorrido de las imágenes están presentados de una manera determinada. El contexto en que se encuentran no está diseñado al azar. Los títulos de las fotografías, por ejemplo, no han sido expuestos, así intento liberar a la imagen del significado que la palabra escrita le pueda otorgar.

¿Cuál es el proceso que han seguido las fotografías para acabar formando parte de esta retrospectiva?

Aunque las fotos son mostradas en blanco y negro, siempre las tomo en color, lo cual me da alternativas. Después, está el paso por el ordenador, en el cual se reorganizan, muchas veces adquiriendo un nuevo significado al relacionarse unas con otras. En cuanto al uso de la tecnología digital, ésta me sirve para realzar unas veces lo que me interesa destacar, otras para atenuar aquello que me atrae menos, jugando con distintas capas o filtros. En cualquier caso, la técnica ha de estar siempre al servicio de la idea, no al revés.

 

«Fotografío lo que me llama la atención, y también lo que me repugna, que, a veces, es casi más interesante» 

 

 Las imágenes son diferentes unas de otras, aunque hay una evidente relación entre ellas, ¿cómo han sido tomadas a lo largo de estos años?

Las fotografías corresponden a lo que encuentro en mi vida diaria. Todo motivo puede ser válido, no limito el trabajo a un momento o lugar determinados. Fotografío lo que me llama la atención, y también lo que me repugna, que, a veces, es casi más interesante. El material no viene de una idea concreta, ni tiene un objetivo, aprendo sobre mí mismo al escuchar a la gente referirse a ellas.

¿Y en cuánto a la temática?

Diría que las imágenes de la muestra son un cuarenta por ciento fotografía y un sesenta por ciento búsqueda interna. El ejercicio de reafirmarse a uno mismo a través del ego me interesa poco, prefiero establecer vínculos que a veces apenas son evidentes. Trato de expresar lo invisible a través de lo visible.

«En lo que respecta al “mensaje”, no hay mensaje, no hay nada que comprender, o se hace contacto o no» 

 

 ¿Acerca de la ausencia de retrato y el uso de pinturas o grabados?

En cuanto al retrato, simplemente no me llama la atención trabajar con retratos fotográficos. De alguna manera, todo el cuerpo de trabajo es un autorretrato, que al ser individual y personal se convierte en universal. En cuanto al espectador, sentir el trabajo me parece más importante que interpretarlo.

Sobre el uso de grabados o pinturas ocurre algo similar. Mucho de lo que hago forma parte de una memoria colectiva, lo que Jung llamó el Inconsciente Colectivo. El arte que yo encuentro estimulante es el que transmite alguna faceta de una realidad común. El artista (en el mejor de los casos) ha de estar al servicio de lo que se manifiesta a través de él, siendo visto más como vehículo que como creador. La utilización de estéticas previas (y contemporáneas) es una parte del proceso. Este acervo cultural/emocional es el común denominador que hace posible la comunicación a través del arte. En lo que respecta al “mensaje”, no hay mensaje, no hay nada que comprender, o se hace contacto o no.

 

«El paradigma está cambiando, es tiempo de mirarse en el espejo, tomar responsabilidad de nuestras vidas y comenzar a actuar como el que quisiéramos ser, no el que siempre hemos sido» 

 ¿Qué lugar ocupa este trabajo en el contexto actual?

Parte del arte que se genera hoy día reafirma la premisa de individualidad y aislamiento de lo que nos rodea. Mi trabajo surge de la necesidad de expresar emoción a través de imágenes. Hubo muchos años durante los cuales no tenía nada que decir, doce para ser exactos, así que me callé. Estudié psicología, y meditación, ambas han informado mi quehacer fotográfico profundamente.

Creo que el papel del arte es el de inspirar al espectador a percibir la unidad, la gracia, aquello que nos es común y podemos acceder y vivir sin entenderlo. El artista tiene la responsabilidad de, por lo menos, intentar sensibilizarnos a percibir la perfección de todo lo que nos rodea, así como el privilegio que representa el hecho de estar vivos. El paradigma está cambiando, es tiempo de mirarse en el espejo, tomar responsabilidad de nuestras vidas y comenzar a actuar como el que quisiéramos ser, no el que siempre hemos sido.