«El arte es el misterio mayúsculo. Forma parte del proceso transformador de la humanidad. Sin arte no podemos comprender de dónde venimos», afirma quien a lo largo de la presente entrevista anima a sus lectores a que «entren en los museos y, por supuesto, también al Museo del Prado, con ojos de niño. Con esa curiosidad de los niños o de los adolescentes. Abiertos a aprender».

 el-maestro-del-prado«Los libros están al margen del tiempo. No caducan nunca», puntualiza tras reconocer que «como escritor de novelas, le debo muchísimo al periodismo. Ese tratar de ir a las fuentes y tocar con mis propias manos el material del que después hablaré y reflejará mi literatura». En su opinión, «la buena literatura es la que tiene un afán didáctico, la que pretende explicarnos el mundo desde la óptica del autor».

«Muchos cuadros son auténticos artefactos de meditación. Contemplar un lienzo exige un tiempo que casi nunca le damos». Sierra confiesa que «escribiendo El maestro del Prado descubrí La Gloria, de Tiziano, una pintura mágica que cuenta una historia relacionada con Carlos V, que fue quien encargó al artista esta obra, que trasciende lo humano. Fue una revelación y por eso, acaso sea mi obra favorita dentro del Prado».

Proyectos futuros

Al hablar de proyectos futuros, Javier Sierra declara que dos son los períodos, que califica de “fascinantes”, sobre los que quisiera reflexionar en una próxima obra: el descubrimiento de América y, más concretamente, la llegada de Hernán Cortés a México, -«un momento en el que nuestra civilización se acerca al abismo y la cultura occidental descubre que no está sola»-, y las visitas del hombre a la Luna a través de las misiones Apolo, cuando por primera vez el ser humano se asoma «al océano, oscuro, infinito e insondable del espacio exterior, se asusta y se da cuenta de lo pequeño que es».

 

El maestro del Prado
Javier Sierra
Planeta, 2013
350 páginas