Ceras, rotuladores, carboncillo, betún, barniz, esmalte, tinta aplicada con rodillo y espátula, además de otras técnicas como gouache, aguafuertes, pirograbados y collages sirven al artista para dar forma a bodegones, huertanos, toreros, bailarinas, músicos, gatos y peces, así como para inmortalizar besos e incluso la fachada de la Catedral. Todo ello sobre dispares soportes como el papel, cartón, cerámica, azulejos, puertas de armario e incluso servilletas, una caja de sardinas o la tapa de un barril.

Entre las 40 creaciones expuestas destaca especialmente la vidriera de la Imprenta Belmar (265 x 240) realizada por Párraga a finales de los años 70 con laca de bombillas sobre vidrio y expuesta a la entrada del Museo.

José María Párraga ha sido uno de los artistas más polifacéticos y fecundos de la historia del arte en Murcia. Su obra es increíblemente prolífica y en ella conviven técnicas de gran diversidad. Destacado por su sensibilidad y originalidad a la hora de enfrentarse a la creación artística, en su obra coexisten naturaleza y hombre como un único concepto.