El Teatro de la Zarzuela ha escogido para el inicio de su temporada lírica Los amores de la Inés, una obra de juventud de Manuel de Falla, y la popular La verbena de la Paloma, de Tomás Bretón. La escenografía, por decisión del director de escena, José Carlos Plaza, se inspira en la pintura de Amalia Avia. Los temas urbanos de esta pintora realista, sus fachadas deterioradas por el paso del tiempo, sus comercios y tabernas dibujan el Madrid de finales del siglo XIX en el que se ambientan las zarzuelas.

Frente al aire burlesco y jovial de ambas piezas teatrales, los temas de Amalia Avia introducen un contrapunto muy sugerente, quizá grave y dramático, un baño de realidad.

Así, coincidiendo con las representaciones, el Museo de la Real Academia presenta una selección de siete obras de la pintora, temas típicamente madrileños escogidos entre lo mejor de su producción, así como algunas imágenes de la escenografía creada por Plaza.

 

Un referente del realismo español

amaliaaviaAmalia Avia fue una de las grandes cronistas del Madrid de los años 70, 80 y 90. Perteneció al fecundo grupo del “realismo madrileño”, en el que se incluyen artistas referenciales como Antonio López, Julio López Hernández, María Moreno, Isabel Quintanilla o Francisco López Hernández, a todos los cuales conoció precisamente en el entorno de la Academia de Bellas Artes, lugar en el que, sin embargo, ella no cursó estudios.

Sin mucha presencia del color, Avia elaboró la crónica en gris de una ciudad que adoraba y que se estaba perdiendo, rincones que aún permanecían allí pero en los que sólo ella parecía fijarse. De su pintura, inicialmente más social, fueron progresivamente desapareciendo las figuras humanas. Camilo José Cela la denominó “pintora de las ausencias”, la amarga cronista del “por aquí pasó la vida”, y Francisco Nieva habló de una melancolía barojiana refiriéndose a su pintura.