Durante la erupción del Vesubio del año 79 quedó totalmente sepultada en Herculano, al borde del mar y cerca de Nápoles, una mansión concebida para el disfrute de la cultura que albergaba una mítica biblioteca.

Sepultada permaneció durante siglos hasta que, a mediados del XVIII, gracias a las excavaciones promovidas por Carlos VII de Nápoles (el que después sería nuestro Carlos III), salió a la luz la villa y la biblioteca que protagonizan esta exposición concebida para acercar al visitante a un apasionante mundo rescatado.

La Villa de los Papiros, como explicó durante la presentación de la muestra César Antonio Molina, director de la Casa del Lector, debe precisamente su nombre al hallazgo entre 1752 y 1754 de centenares de papiros.

Epicuro

Catalogada como una biblioteca filosófica epicúrea, formaba parte de un conjunto que transpiraba epicureísmo. Un lugar idílico en el que practicar un placer mesurado entendido como ausencia de dolor, la amistad como expresión más alta de la ética, la búsqueda de la felicidad a través del conocimiento y la muerte como fenómeno natural que no debe asustarnos.

La filosofía epicúrea surgió en el contexto de la crisis de Atenas en el siglo IV a.C. Crisis no solo política, sino también social, religiosa, y de valores y creencias.

Como señala Garlos García Gual, en ese marco Epicuro (340-270 a.C.) se aleja de lo político para postular -«para los desilusionados de los grandes ideales cívicos y religiosos»- un claro camino a la conquista de la felicidad individual. «Es una sabiduría para evitar el dolor y lograr el placer (en un sentido amplio, hedoné: el gozo de vivir) y a la vez, rechazar el temor a la muerte y el castigo o envidia de los dioses. Serenidad y autosuficiencia son bases para una vida feliz».

En una vida retirada, el sabio Epicuro cultivó la amistad y el disfrute de los placeres del cuerpo (y también del alma). Para ello fundó su escuela, el Jardín (kepos), una comunidad de amigos y filósofos, al modo que con anterioridad Platón fundara su Academia y Asistóteles su Liceo.

Dos partes

Comisariada por Carlos García Gual y Nicola Oddati, la exposición se compone de dos partes, una que aborda qué era la lectura en la antigua Roma (siglo I) y otra centrada en cómo las excavaciones arqueológicas de la villa en tiempos modernos fueron una relectura que dio nuevo impulso a la historia cultural de Europa del siglo XVIII.

Los detalles de la muestra han sido explicados por sus comisarios y Ciro Cacciola, director del Museo Arqueológico Virtual de Herculano; Mauro Giancaspastro, director de la Biblioteca Nacional de Nápoles, y Valeria Sampaolo, directora del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

En la primera parte, Lectura. Herculano, año 79, se puede ver la reconstrucción virtual de las distintas estancias de La Villa de los Papiros, elaboradas a partir de las últimas excavaciones arqueológicas. A través de ellas se aborda el tema de la lectura y la escritura en la antigua Roma con útiles originales de escritura y una selección de pintura pompeyana, entre las que destaca el retrato pompeyano más célebre: el de Terencio Neo con su esposa, un auténtico icono de la cultura antigua.

Entre los papiros expuestos de esta biblioteca destaca el único papiro desenrollado en su totalidad, de casi cuatro metros de longitud, que custodia la Biblioteca Nacional de Nápoles, de donde ha salido por primera vez con ocasión de esta exposición.

Relecturas

En la segunda parte, titulada Relecturas. Herculano, 1750, se posibilitan tres tipos de relecturas: la primera, la artística, muestra los vaciados en yeso de las esculturas que se iban encontrando en la Villa y que fueron enviados a Carlos III, así como el plano original que dibujó en el siglo XVIII el ingeniero suizo Karl Weber, responsable de las excavaciones.

La segunda relectura, la científica, presenta el trabajo del padre escolapio Antonio Piaggio y su célebre máquina para abrir los papiros, artefacto único que también ha salido por primera vez de Nápoles.

La tercera y última relectura, la editorial, consiste en dos significativas exposiciones bibliográficas. La primera de ellas trata sobre la Stamperia Reale, el proyecto editorial de Carlos de Borbón en Nápoles, cuyos frutos más conocidos y relevantes son los ocho volúmenes de Le antichità di Ercolano esposte (1757-1792), la obra que hizo posible el estilo neoclásico en toda Europa con la difusión de los descubrimientos de las ciudades vesubianas. La segunda trata del impacto en toda Europa de las excavaciones hasta 1800 a través de las obras de los más relevantes viajeros del Grand Tour, incluidos algunos españoles.

La muestra se cierra con aquella cita de Epicuro que recuerda que «la amistad va recorriendo la tierra como un heraldo que nos invita a la felicidad».

Con motivo de esta exposición se desarrollará un ciclo de conferencias; talleres y visitas guiadas para adultos y niños; sesiones de cuentacuentos, y el ciclo Nápoles en el cine, en el que se proyectarán 10 películas que tienen a esta ciudad como protagonista.