La conversación entre Guerriero, Altares y Millás se enmarca en el ciclo ‘Describo que escribo’, una propuesta en la que se dan cita destacados autores iberoamericanos que comparten con los lectores su experiencia. Una experiencia única en la que los autores narran, describen y caracterizan cómo, por qué y para qué escriben, y quiénes son ellos en tanto que narradores.

Maquetaci—n 1Una historia sencilla, publicado por Anagrama, recoge un viaje que la periodista argentina realizó en 2011 a un pueblo de 6.000 habitantes del interior de su país. Una crónica que cuenta la historia del Festival Nacional de Malambo de Laborde, que se lleva a cabo allí desde 1966.

En dicho festival se realiza un baile folclórico tradicional, el malambo, que consiste en un zapateo sostenido que, para su ejecución, requiere gran habilidad técnica y una preparación atlética descomunal: durante los cinco minutos que dura una presentación, el bailarín alcanza una velocidad que exige un capacidad parecida a la de un corredor profesional.

Para resguardar el prestigio del certamen, los campeones han hecho un pacto: una vez que ganan, ya no pueden volver a presentarse en otra competencia. La segunda noche, Guerriero vio a un bailarín que la dejó paralizada, Rodolfo González Alcántara, y decidió contar su historia. El resultado es esta crónica repleta de suspenso y plagada de personajes entrañables en la que González Alcántara cobra las dimensiones de un gladiador trágico. Un libro que cuenta la más difícil de las épicas: la del hombre común.

 

La autora

Leila Guerriero comenzó su carrera periodística en 1991 en la revista Página/30. Entre sus publicaciones se encuentran el libro Los suicidas del fin del mundo (2005), Frutos extraños, una recopilación de crónicas de 2009, Mejor que ficción (2012) y Antología de crónica latinoamericana actual (2012), estos dos últimos recopilan parte de su trabajo.

Entre los premios que ha recibido destacan, en 2010, su texto El rastro en los huesos, publicado en El País Semanal y Gatopardo, que recibió el premio CEMEX-FNPI, y en 2013 ganó el Premio González-Ruano de Periodismo, que concede la Fundación MAPFRE.