Fisac y De la Sota fueron dos grandes arquitectos españoles que reinventaron la arquitectura moderna. Sus edificios han servido de referencia a varias generaciones de arquitectos. Comenzaron su trabajo al término de la Guerra Civil, con un estilo paralelo, reivindicando el lenguaje del Movimiento Moderno frente a la arquitectura historicista del régimen, y se fueron separando hasta el fin de sus vidas con exploraciones muy personales.

Manchego uno y gallego el otro, ambos nacieron en 1913 y comenzaron sus estudios de arquitectura a mediados de la década de 1930. Los dos establecieron su despacho en Madrid en los 40, en un momento en el que la dictadura desechó el Movimiento Moderno que había proliferado en Europa para imponer un estilo clásico, imperial y localista.

Dos formas de entender la arquitectura

La exposición está dividida en tres secciones diferenciadas. La primera se encuentra en la planta baja del Museo ICO, donde una línea del tiempo muestra los hechos más relevantes de la vida de Fisac y De la Sota y de la sociedad en la que les tocó vivir, haciendo un barrido general a la trayectoria de ambos, confrontando dos formas de entender la arquitectura.

La segunda parte está en la entreplanta, allí se exponen seis de los proyectos más significativos de cada uno. Y finalmente, en la primera planta, y a modo de epílogo, destacan dos intervenciones realizadas ex profeso para esta exposición: una dedicada a Fisac, realizada por Ramón Ruiz-Valedepeñas, presidente de la Fundación Miguel Fisac; y otra dedicada a De la Sota, realizada por el artista David Bestué. Ambas aluden a los espacios de trabajo, viajes y otros aspectos que influyeron de modo importante en la forma de crear de estas dos figuras.

Extenso recorrido

Alejandro de la Sota, pasó por diferentes etapas a lo largo de su carrera, aunque en términos generales pasó por una arquitectura de inspiración racionalista y de naturaleza abstracta,  que bebe directamente de la obra de Mies van der Rohe y de otros emigrados europeos en Estados Unidos. Algunas de sus obras maestras son el Gobierno Civil de Tarragona (1957-1962) y el Gimnasio del Colegio Maravillas (Madrid, 1960-1962), considerado por el crítico británico William Curtis como el edificio más significativo de la arquitectura moderna española.

La obra de Miguel Fisac tuvo una clara influencia europea, debido a sus múltiples viajes, su evolución va desde el novecento italiano de la Universidad de Roma, pasando por un neoempirismo escandinavo, por registros claramente racionalistas, influencia del arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright, hasta el expresionismo.

Este movimiento ha dejado su huella en sus edificios de hormigón, entre los que destacan el Centro de Estudios Hidrográficos o la Iglesia de Santa Ana (Madrid). Otros ejemplos de su trabajo son el Teologado de los Padres Dominicos (Madrid, 1955), la Iglesia de la Coronación de Vitoria (1957) y el emblemático y ya desaparecido edificio de los Laboratorios Jorba (Madrid, 1968), conocido como ‘La Pagoda’. 


Dos genios de 1913

Alejandro de la Sota (Pontevedra, 1913 – Madrid, 1996) estudió arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid (ETSAM), donde obtuvo el título de arquitecto en 1941. Tras iniciar su carrera en el Instituto Nacional de Colonización y construir algunas obras en las que el peso de la arquitectura popular está presente (pueblo de Esquivel, Sevilla, 1952-1963), hacia mediados de la década de 1950 su carrera sufrió un importante giro al adscribirse a los postulados de una modernidad que tímidamente entraba en España. Fue entonces cuando construyó sus obras maestras que le llevarán a una arquitectura moderna muy en conexión con la obra de Mies van der Rohe y otros emigrados europeos en Estados Unidos. Con una trayectoria de escasos edificios, pero de una gran intensidad –algo anómalo en el panorama español–, su obra final derivó hacia una arquitectura que abogaba por la facilidad de su construcción, con cerramientos ligeros y montaje en seco, como la Casa Domínguez (Pontevedra, 1973-1978) y, más tarde, el edificio de Correos (León, 1981-1984). Profesor de la ETSAM hasta 1970, su magisterio ha tenido una importancia crucial en diversas generaciones de arquitectos españoles.

Miguel Fisac Serna (Daimiel, Ciudad Real, 1913 – Madrid, 2006) obtuvo el título de Arquitecto en la ETSAM en 1942. Ese mismo año inició su carrera con el proyecto y construcción de la Capilla del Espíritu Santo (CSIC, Madrid). En sus inicios rechazó algunos postulados del Movimiento Moderno, al percibir que no respondían a las necesidades de lo humano. Con su primer viaje por Suecia, en 1949, conoció de primera mano el neoempirismo nórdico en la obra de Erik Gunnar Asplund. Su carrera se caracterizó por una intensa actividad y larga experimentación con materiales y formas. Primero con el ladrillo, más adelante con el hormigón. Alternó su vida profesional con otras actividades como articulista de prensa, diseñador de mobiliario e incluso de moda, gran conferenciante y escritor de un buen número de libros.

En el último tercio de su vida se interesó por el urbanismo escribiendo La molécula urbana. Viajero apasionado, visitó la arquitectura importante de todos los tiempos. La impresión fenomenológica del contacto directo con las obras configuró la mirada sensible e inteligente de un Miguel Fisac que llegó a firmar obras maestras de la arquitectura española del siglo XX como, por ejemplo, el Instituto Laboral de Daimiel (1951-1953), el Instituto Cajal de Microbiología (Madrid, 1949-1950), el Colegio Apostólico de Arcas Reales (Valladolid, 1952), el Instituto de Formación del Profesorado en la Ciudad Universitaria (Madrid, 1953-1955) y el Colegio Asunción Cuestablanca en Madrid (1965).